Luis Carlos Peris

En el adiós a un pilar del toreo según Sevilla

La ventana

28 de febrero 2011 - 01:00

CUANDO los cielos nos anuncian la llegada de una nueva primavera, el toreo de Sevilla se queda sin uno de sus representantes más preclaros. Muchos niños de la posguerra soñaron con ser toreros viendo Currito de la Cruz, la excepcional versión que Luis Lucia filmó de la novela de Alejandro Pérez Lugín, y que tan bien protagonizó Pepín Martín Vázquez. Pepín fue la continuación de Pepe Luis hasta que unos días antes de la cogida mortal de Manolete sufría una cornada de caballo en Valdepeñas que le frenó. Hombre cabal, poco dado al relumbrón social, se ha ido en silencio, con el reconocimiento único de su círculo más íntimo, octogenario y sin la Medalla a las Bellas Artes, que mereció más que la mayoría de cuantos la lucen. Pepín era hijo y hermano de toreros, macareno y torerísimo desde que se levantaba, pero sin presumir, sin alardes, un pilar auténtico de lo que es el toreo según Sevilla.

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