Para afrontar la crisis económica

Editorial

23 de abril 2008 - 01:00

EL vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes, ha aceptado al fin el pronóstico sobre el crecimiento de la economía española formulado por el Banco de España: 2,4% para este año y 2,1% para el próximo, muy por debajo del 3,1% y el 3%, respectivamente, que ha venido calculando el Ejecutivo. Aunque el Gobierno siga prefiriendo hablar de desaceleración, la realidad de la crisis parece haber sido asumida, y el propio Solbes admite que va a producirse un aumento del paro. En el último Consejo de Ministros se aprobó de hecho un importante paquete de medidas encaminadas a reactivar la demanda, especialmente la devolución de 400 euros a los contribuyentes de rentas más modestas, la eliminación del impuesto sobre el patrimonio y los incentivos dedicados a animar el alicaído sector de la construcción. Estas medidas son bienvenidas, aunque no dejan de preocupar sus consecuencias como estímulos objetivos de la inflación y elementos peligrosos para el equilibrio de las cuentas públicas, cuyo saneamiento de los últimos años ha sido un factor de estabilidad y progreso colectivo indudables. Muchos expertos coinciden en que las decisiones del Gobierno ayudan en el corto plazo a salir del bache en que nos estamos metiendo, pero advierten sobre la necesidad de ir más allá y superar el coyunturalismo. La economía española ha basado su extraordinario crecimiento de los últimos tiempos en el protagonismo desmedido de la actividad inmobiliaria y el consumo familiar, obviando las reformas en profundidad que serían necesarias para posicionarse más adecuadamente cuando las turbulencias financieras y los vaivenes de precios en los mercados internacionales pongan en crisis nuestro sistema: la mejora en el funcionamiento de distintos mercados sectoriales, la cualificación del capital tecnológico y humano y el estímulo a la inversión productiva deben ser la base para mejorar la competitividad de la economía española. Que es de lo que se trata.

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