Juan Luis / Pavón / Jlpavon@ Diariodesevilla.es

El cambio climático de la conciencia social

PASA LA VIDA

10 de junio 2008 - 01:00

EN Sevilla ya es posible que sean socios del mismo club Francisco Casero y José Bohórquez y de Mora Figueroa, Gabriel Rojas y Manuel Angel González Fustegueras, Eva la Yerbabuena y Fernando Guerrero. Anoche se presentó en el Alcázar el foro de ideas Andalucía Sostenible, asociación de profesionales que se unen desde sus diferencias y diversidades para mover, sin vasallaje partidista, el cotarro de la conciencia social sobre las contradicciones y desafíos de nuestro modelo de desarrollo. Es justo felicitar a Juan Manuel Sanz, presidente de Dolmen, y a Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, por tirar del pelotón para que se vayan sumando economistas, científicos, sociólogos, empresarios, etcétera, que permitan un fructífero intercambio de datos y análisis en pos de remar juntos con soluciones para no naufragar revueltos en los problemas.

La coincidencia superpuesta de una crisis coyuntural (financiera, urbanística y de consumo), de un cambio estructural de ciclo económico (reinvención de la producción energética, alimenticia y de servicios digitales) y de un nuevo modelo de mercado (el globalizado) acumula tal cantidad de consecuencias e inquietudes que Andalucía Sostenible puede abolir los tópicos enconamientos entre sectores y profesionales que siempre se han ignorado o malquistado. Aprendamos de Alemania para forjar pactos rigurosos que reconduzcan políticas y estrategias cuya vigencia está desfasada a la luz de los desequilibrios productivos, demográficos, ecológicos y educativos.

Estamos, por ejemplo, en un momento crucial para reinventar el papel de la Andalucía rural como territorio de la producción de bienes y servicios. Someto a la deliberación de Andalucía Sostenible qué porvenir le aguarda a municipios pequeños como Huévar cuando su Ayuntamiento, con la que está cayendo, propone un plan urbanístico basado en triplicar el suelo urbanizable y quintuplicar la población. ¿No serán más responsables y juiciosos los empresarios que lo refuten por descabellado?

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