El ciclismo es justo

EL ciclismo es justo con los que lo honran y otorgó a Carlos Sastre la gloria del Tour de Francia. A este paso es posible que se cierren las fronteras para que los deportistas españoles no salgan de aquí. El año está resultando espectacular (Giro, Eurocopa, Roland Garros, Wimbledon, Tour…) y aún quedan unos Juegos que se presentan más que prometedores, la Vuelta a España, el Mundial de ciclismo, el US Open de tenis, la Copa Davis...

Pero estamos en el gran Carlos Sastre y estamos ahora en el ciclismo, en el tercer Tour de Francia consecutivo que aterriza en España después de los de Óscar Pereiro en 2006 y Alberto Contador en 2007. Un Tour que no comenzó bien para los nuestros, pero que termina de forma impecable, majestuosa.

Esta forma de finalizar la ronda es, por qué no, una respuesta a todos aquellos que dudaron de todo el deporte español. Apoyados en los positivos de Manuel Beltrán y Moisés Dueñas y en el hecho de que Ricardo Ricco perteneciese a un equipo español se llegó a señalar a todo el deporte de Pirineos abajo como la última frontera contra la trampa, como el supermercado de la fechoría. Nada más lejos de la realidad. Lo único que dejan claro estos casos es que el sistema funciona y que al tramposo se le caza y se le sanciona. Lo demás, lo que no se puede enmarañar ni adulterar, también queda en los libros, a la vista de todos.

Y lo que queda es un Tour espectacular para los españoles con tres corredores entre los diez primeros, cinco etapas ganadas, Óscar Freire en lo más alto del podio con el maillot verde de los puntos y Carlos Sastre como nuevo emperador de París. Esto es lo que hace grande al ciclismo español y lo que mantiene abiertas las puertas de la esperanza, la gloria de un Tour, el de 2009, en el que volverán Freire, Valverde, Sastre… Y Contador. Para alegría nuestra y pesar de muchos.