LA línea 1 del Metro de Sevilla, la única que por el momento existe, ha cumplido hace unos días su segundo aniversario de funcionamiento. Lo hace con un balance de usuarios relativamente aceptable, 26,4 millones de viajeros, pero sin llegar todavía a alcanzar los 18 millones de usuarios al año fijados como el umbral de su rentabilidad económica. Siendo éste un factor importante, sobre todo para el consorcio de empresas privadas que tiene adjudicada su explotación, no hay que olvidar que la rentabilidad de este tipo de proyectos debe ser primero social y, sólo posteriormente, económica. Los datos oficiales reseñan una media anual de viajeros del orden de los 14 millones. Una cifra que, si se suma a la ausencia de incidentes destacables en lo que a su gestión se refiere, permiten celebrar con cierto optimismo este segundo aniversario. No obstante, parece conveniente reiterar, especialmente en estos momentos, la necesidad de que las administraciones públicas, fundamentalmente la Junta de Andalucía, aborden sin dilación la adjudicación del resto de la red completa del metropolitano. El ferrocarril urbano de Sevilla se encuentra en estos momentos en una encrucijada llamativa: se aproxima a un escenario de rentabilidad, pero para poder alcanzarlo necesita la puesta en marcha de nuevas líneas que conecten algunos de los barrios más poblados de la ciudad. La línea 1, que se abrió sin las estaciones de Montequinto y Puerta Jerez, posteriormente inauguradas, todavía acusa en sus datos de utilización este retraso, que le restó viajeros clave a la hora de cumplir las previsiones. Las nuevas líneas, que llegarán a los distritos con mayor demanda potencial de pasajeros, permitirían multiplicar exponencialmente los usuarios, colocando a este sistema público de transporte de Sevilla en una mejor situación. La Junta, sin embargo, aún no se ha comprometido a fecha alguna para iniciar las obras, aduciendo que está en trámites técnicos. Es urgente que el Metro no se detenga. Sevilla lo merece.