José Joaquín / León /

La fase experimental

Las dos orillas

19 de julio 2015 - 01:00

ESTA semana se ha sabido que el Ayuntamiento de Sevilla cuenta con un nuevo ingenio. Se trata de un radar de rayos láser que se puede instalar en trípodes o en vehículos, según, y que está siendo utilizado por la Policía Local para multas por excesos de velocidad. Si bien esas multas, gracias a Dios y a Juan Espadas, no se tramitan de momento, ya que el ingenioso aparato está en fase experimental. Esto nos confirma que en Sevilla gusta mucho una fase experimental, que en el ámbito de las cofradías se denomina ad experimentum y ha costado incluso dimisiones de delegados en el Consejo. Todo sea por los experimentos.

En el caso del radar con rayos láser de HD para poner multazos lo tendrá fácil, porque aquí casi nadie circula en ciudad a menos de 50 kilómetros por hora. No obstante, aparte de probar el aparato, habrá que valorar la rentabilidad. Hay que cobrar muy buenas multas para pagarlo, ya que cuesta 40.000 euros, que viene a ser el salario bruto anual de un concejal rebajado. Aún así, cuesta menos que un director general, que no pone multas ni usa láser.

La fase experimental se podría seguir aplicando en otras cuestiones municipales. Por ejemplo, en el mercado gourmet de la Puerta de la Carne que mostró Zoido con experimentos virtuales inclusive, donde ya se intuían puestos abiertos donde actualmente no hay nada. Se podría probar durante un tiempo; y si no gusta volverlo a reconvertir en un espacio cultural, que también se dijo. O al revés. O crear un híbrido de las dos posibilidades. Puestos a experimentar, vale casi todo.

Para asesorar nadie mejor que Carlos Bourrellier, el presidente del Consejo, que prometió intervenir ad experimentum no sólo en la Madrugada (con planes diferentes para varios años, experimentando sobre lo ya experimentado) sino en más días, ya puestos a experimentar. Tuvo la mala suerte de que pasó lo que pasó con el Silencio, pero viéndolo en positivo ya conoce esa experiencia negativa.

La ciudad es de contrastes, ya se sabe. Incluso de contrastes de pareceres. No hay ideas claras. Van como a ciegas, tanteando, a ver. También se experimenta con los alcaldes, por lo que van cambiando. Después de Soledad, del PP, vino Monteseirín, del PSOE, y luego Zoido, del PP, y ahora Espadas, del PSOE. Se prueba con unos y con otros, que a su vez tienen sus ocurrencias. Con lo único que no se experimenta es con el Metro, que sigue igual.

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