Luis Carlos Peris

¿No hay mal que por bien no venga?

Desde mi córner

26 de abril 2016 - 01:00

NO hay mal que por bien no venga ocupa sitio preferente en el refranero español. Se trata de volcar la realidad o, más exactamente, de optimizar un contratiempo. Y viene al pelo tras el enésimo repaso del Sevilla al Betis en lo que puede considerarse el periodo más negro de la historia verdiblanca si soslayamos el que le acarreó la guerra. Un repaso más en toda regla con la constatación del abismo que hogaño existe ente ambos.

Veinte minutos fue lo que duró el Betis en la tórrida tarde del domingo. Veinte minutos mal contados para ir diluyéndose como un azucarillo y llegar vivo al descanso por la mala puntería del rival y no por sus méritos. Pero a lo que íbamos, a eso de volcar la catástrofe a fin de afrontar un tiempo mejor, o, al menos, no tan vergonzante. Esta nueva derrota ante el rival de toda la vida debería emplearse para extraer unas consecuencias que sirviesen para catapultar el futuro de una vez.

Se trata de cimentar el presente a base de ir prescindiendo de todo lo que no sirve. Gente inútil por edad o por falta de aptitud para vestir la camiseta del Betis, a fin de que nunca más se oigan declaraciones pospartido reconociendo la propia inferioridad. Un buen resultado antier en Nervión podría haber servido de maquillaje para una situación de por sí insostenible y la continuidad de gente que nunca podría haber soñado en representar al Betis, por siempre Real Betis Balompié.

Incluso la confesión de Juan Merino al decir que difícilmente pueden dar la cara unos futbolistas que saben que el entrenador no va a seguir resulta de difícil digestión. En fin que a ver si esta nueva ignominia sirve para algo que no sea seguir arrastrando el escudo de las trece barras con corona. El espejo lo tiene muy cerca en ese gran Sevilla que dio la cara a pesar del toro que tiene por delante el jueves en la otra punta del mundo. ¿No hay mal que por bien no venga? Ojalá.

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