La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El teleférico, el talismán perdido
La ventana
CUALQUIER parecido con la normalidad, con unas reglas que no llamen a escándalo, y cosas que están ocurriendo en nuestras narices es pura coincidencia. Lo más reciente en el catálogo de agresiones a la propia naturaleza lo tenemos en esos prostíbulos en los que unas mujeres chinas se prostituían a la fuerza en unas condiciones de peligro para la salud escalofriantes sojuzgadas por unos compatriotas. Ya sé que van a calificarme de xenófobo, pero es que si eran pocos los delincuentes aborígenes, aquí parió abuela con la riada de malhechores que entraron por unas fronteras que no más parecen los sumideros por donde el mundo desagua lo que le sobra. Patética estampa la de esos lupanares con mujeres ejerciendo el oficio más viejo del mundo contra su voluntad, en un régimen de esclavitud que hace que chirríen todos los esquemas mientras vemos que aquí se está dando cita lo mejor de cada casa..
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