La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Las excusas para sortear a los pesados de septiembre
La ventana
DENTRO de dos meses y algunos días se conmemorará el vigesimoquinto aniversario de la cogida y muerte de Francisco Rivera en Pozoblanco y los alimentadores de morbo andan despendolados. Con tiempo suficiente se han puesto calientes ante la efeméride y sus hijos andan con las carnes abiertas por lo que la serie que andan perpetrando sobre la figura del diestro pueda dar de sí. Y es que la figura de Paquirri no es sólo la figura de Paquirri, la de un simple torero, sino que lo que inquieta es el adobo que lleve el guiso, más que nada por el dúo de mujeres que conformaron el prójimo más próximo al torero. Parece, por tanto, lógico que sus hijos quieran saber de qué va la cosa y seguro estoy de que con el abogado que nombraron, las aguas se les volverán en contra a los autores de la serie no más se salgan de cauce. Con Moeckel en la sala de operaciones, la cosa se presenta animada de aquí a septiembre.
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