Luis Carlos Peris

7 puntos de 54 no es definitivo

desde mi córner

La distancia que separa a los dos grandes en la tabla es más amplia en la teoría que en el terreno de juego

01 de febrero 2012 - 01:00

SIETE puntos es una distancia espectacular en la teoría, pero que la práctica puede paliar en un abrir y cerrar de ojos. Siete puntos es lo que le lleva el Madrid al Barça y bien podría decirse que la Liga está sentenciada si no fuese porque, literalmente, eso está muy lejos de la realidad. Siete puntos indica una superioridad madridista en el torneo de la regularidad que no es patente de corso para asegurar que todo el pescado está ya vendido. No obstante hay que reconocer que este Madrid de Mourinho está siendo infinitamente mejor que el del próximo pasado y, sobre todo, más firme que el Barça contra los de la otra Liga.

La marcha del Madrid está siendo a un paso que ya no es que sea de oca, sino de bulldozer que todo lo arrasa a su paso. Me refiero, claro está, a que hablamos sólo y exclusivamente de la Liga. En la Liga, el Barça se está atascando en lugares donde no crece la hierba tras el paso del Realísimo. Donde el Barça empata, el Madrid golea y ahí es donde están los siete puntos, cifra espectacular que tampoco sirve para que Mourinho enderece ese gesto torcido con el que vino al mundo. Y en este estado de cosas me imagino a Guardiola pensando en por qué diseñó una plantilla tan corta para tantos frentes en los que su fantástica orquesta había de competir.

Tampoco conviene olvidar que el Barça no está recibiendo de los árbitros el trato anterior. Se han subrayado los fallos que el árbitro tuvo a su favor en la vuelta copera y poco se ha dicho de los desfavorables, pero es que en la Liga se le han escapado puntos por errores tan de bulto como el que sufrió en Cornellá sobre la última campana. Pasa que ninguno de los dos está legitimado para quejarse de los árbitros, más que nada por el agravio que ello supone para el resto de los mortales. Siete puntos son muchos puntos, pero el hecho de que resten cincuenta y cuatro en juego habla bien a las claras de que queda mucho toro y que hasta llegar al rabo el peligro es evidente.

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