La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Las excusas para sortear a los pesados de septiembre
Uno de los tesoros espirituales más importantes y antiguos de la Iglesia es la vida orante y contemplativa en clausura. Uno de los tesoros históricos y artísticos más importantes de Sevilla son sus conventos. Ambos están en peligro.
Sobre el que corre este tesoro espiritual de la Iglesia se escribía en la revista Vida nueva: "Cada mes se cierra en España un monasterio. La secularización que acrecienta la crisis vocacional se acentúa en la vida contemplativa. A la avanzada edad de la mayoría de las comunidades religiosas de clausura, hay que sumarle las dificultades económicas y las condiciones en las que viven ante la falta de ingresos y el abandono de los edificios que habitan. Esto provoca que dos tercios de los 800 monasterios de nuestro país se encuentren en peligro de extinción. Preocupa, y mucho, que la Iglesia pierda estos oasis de oración que velan por la humanidad de forma permanente…. La propia sociedad occidental debería preguntarse sobre las consecuencias de arrinconar el silencio contemplativo y no proteger un estilo de vida aparentemente inútil, pero que constituye un faro para los hombres y mujeres de todos los tiempos".
La luz de este faro la prendieron en Egipto San Pablo el Ermitaño y San Antonio Abad entre los siglos III y IV y se expandió por Europa a partir del siglo VI con las primeras fundaciones monásticas de San Patricio y San Benito hasta culminar en el esplendor medieval de los benedictinos, cartujos o cistercienses. Recomiendo a quien ignore o no valore la vida contemplativa que vea El gran silencio (Gröning, 2005), que introduce en la vida en un monasterio cartujo a través de imágenes de despojada y recia belleza.
Sobre el peligro que acecha al tesoro histórico y artístico, además de espiritual, de los conventos sevillanos me remito al reportaje del compañero Juan Parejo publicado ayer: "La situación de la mayoría de los conventos y monasterios de Sevilla es más que precaria. A la mala conservación de los inmuebles, con unas dimensiones inabarcables, se suma la caída de las vocaciones. Las religiosas, cada vez más mayores, no pueden hacer frente a las obras necesarias con los ingresos que proporcionan la venta de dulces u otros trabajos de tipo artesanal. Es necesaria la intervención de la Administración para conservar auténticas joyas con siglos de historia". Se están secando las fuentes del silencio.
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