La ciudad y los días

Carlos Colón

Los que no van a pasar dificultades

AL día siguiente de la pizpireta comparecencia televisiva del presidente del Gobierno, en la que nos dejó asombrados al decir que no marca la X para dar dinero a la Iglesia al hacer la declaración de la renta (¡quién lo iba a decir!, lo mismo se descuelga un día dejando atónito al país revelando que no pertenece al Redil Eucarístico de la Divina Pastora), el gobernador del Banco de España, que algo debe saber de economía, dijo que la crisis podría prolongarse "más de lo esperado", que el proceso de ajuste es y será "intenso, costoso y prolongado" y que "es difícil pensar que las condiciones financieras puedan volver a ser tan holgadas como lo fueron en el último lustro". Lo que no debe impedir que cada mañana el presidente vaya de su alcoba a su despacho cantando el Silbando al trabajar de Blancanieves y los siete enanitos que, en su última estrofa, tiene una frase reveladora: "Barriendo al ritmo y al compás, el tiempo pasa sin pensar". Y no pensar (al menos por sí mismo) parece ser una consigna muy en boga en el mini-Camelot que preside Zapatero (por ganar las elecciones meses después del triunfal estreno del musical Camelot en Broadway, así se llamó al joven y optimista entorno del presidente Kennedy, a quien entusiasmó esa obra).

Pero no es su optimismo impostado lo que más me llamó la atención, ni la sorpresa de que no marque la casilla de la Iglesia, sino esta frase estúpidamente demagógica: "En esta crisis, como ustedes quieren que diga, hay gente que no va a pasar ninguna dificultad". Como la demagogia es contagiosa se siente la tentación de seguirle el juego y añadir: usted, señor presidente, y su señora esposa, están entre los que no van a pasar ninguna dificultad en esta crisis; y junto a ustedes sus ministros y ministras, sus diputados y diputadas, sus directores generales y directoras generalas, sus presidentes autonómicos y la legión de consejeros y consejeras que les sirven, sus alcaldes y alcaldesas, y la multitud de concejales y concejalas, de jasesores y jasesoras que les sirven (como las dos señoras que ayer por la mañana vi bajar de un estupendo cochazo negro en la mismísima puerta del Ayuntamiento, pasándose la peatonalización por donde dijimos). En fin, todos los miembros y miembras del aparato de poder que usted preside seguro que no van a pasar ninguna dificultad en esta crisis. Pero usted no se refería a ellos, ni a su propio caso (¡si hasta le devuelve dinero Hacienda!), sino a "los de siempre"; y lo hacía para alimentar la simplificación demagógica que pretende encubrir que la plutocracia ya no es sólo de derechas.

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