¿volver al voto censitario?

Lo que les molesta a los anti-Trump primarios es que la llamada "basura blanca" tenga derecho a votar

21 de enero 2017 - 02:34

Es absurdo que los manifestantes carguen contra Trump: él no se colado en la Casa Blanca, no ha dado un golpe de Estado, no la ha tomado por asalto. Lo han llevado allí sus votantes y por lo tanto es contra ellos contra quienes deberían cargar quienes ayer por la tarde protestaban, en algunos casos (afortunadamente pocos) con violencia. Lo serio de este asunto es que en realidad lo que les molesta a los anti-Trump primarios es que la llamada "basura blanca" de la despreciada como América profunda tenga derecho a votar y pueda manifestar su estrechez de miras, prejuicios, incultura, limitaciones o temores poniendo al frente de los Estados Unidos a un presidente antisistema. El voto ilustrado frente al analfabeto, el urbano frente al rural, el de las grandes ciudades frente al de las ciudades medianas y los pueblos. Esto nos retrotrae a las polémicas del siglo XIX sobre el sufragio universal y a la defensa del voto censitario, es decir, limitar el derecho de votar a la parte de la población que reúna ciertos requisitos sociales, económicos y educacionales, como defendieron no pocos artistas e intelectuales de la segunda mitad del XIX y principios del XX, desde Taine o Ibsen a Le Bon u Ortega. ¿Es esto lo que quieren quienes consideran ilegítima la presidencia de Trump? El personaje es tan grotesco como aborrecible. Pero es el presidente legítimo de los Estados Unidos gracias a los votos. Punto. Otra cosa es la legítima y necesaria crítica a sus ideas (si las tiene), sus declaraciones o -desde hoy- su gestión.

"Hitler también llegó al poder a través de las urnas", se ha repetido estos días. Es una verdad sólo a medias: en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 1932 Hindenburgh obtuvo el 49,6% de los votos y Hitler el 30,1, y en la segunda vuelta Hindenburgh obtuvo el 53% y Hitler el 36,8. Lo que sucedió hasta que un año más tarde el vencedor Hindenburgh nombrara canciller a Hitler excede, por su complejidad, los límites de esta columna y hay una apabullante bibliografía sobre ello. En cualquier caso deslegitimar la democracia y el sufragio universal basándose en que Hitler alcanzó el poder gracias a la ellas es inexacto. En cuanto a lo de aludir tan reiteradamente a Hitler al referirse a Trump es tramposo, falso o paranoico. Y que se haga desde Europa, la patria del comunismo, el fascismo y el nacionalsocialismo es humor negro o amnesia selectiva.

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