El cuento de la autopista

puntadas con hilo

El desdoble de la N-IV no acaba con el verdadero debate popular: el peaje

¿Qué hará el Gobierno con dos carreteras idénticas? Piensa mal... dicen algunos

María José Guzmán

04 de diciembre 2016 - 02:33

Hace décadas que se viene discutiendo sobre la necesidad de liberar el peaje de la AP-4, la autopista de Sevilla a Cádiz. Para quienes son de la comarca del Bajo Guadalquivir es un debate que, no por recurrente, pierde actualidad. Sobre todo porque, cuando suenan sirenas, instintivamente lo primero que estos vecinos se preguntan es si algún familiar o amigo ha cogido el coche para salir a la carretera. Detrás de la elevadísima siniestralidad que presenta esta vía no está el mal estado de la carretera, sino el tráfico pesado que soporta y el propio trazado de la carretera, sus rectas y su aparente buena visibilidad, lo que hace que muchos conductores se despisten, se confíen o se desesperen y acaben haciendo maniobras indebidas. Ésa es la clave de la mayor parte de los accidentes registrados en esos tramos negros, como el de Dos Hermanas-Los Palacios o Los Palacios-Las Cabezas de San Juan.

El peaje está ahí desde 1972 y partidos de un color y otro se han dedicado durante años a rentabilizar la polémica para luego ampliar los plazos para su liberación. El Gobierno de Franco firmó una concesión con Bética de Autopistas -que se fusionó en 1986 con Aumar- hasta el año 1993, prorrogada por Adolfo Suárez (hasta 1999) y por Felipe González (hasta 2006). El último en ampliar la concesión fue el Ejecutivo de José María Aznar, que lo hizo hasta el 31 de diciembre de 2019. De los tres peajes iniciales, sólo se mantiene el de Las Cabezas de San Juan. El de Jerez y el del puente del Carranza en Cádiz se eliminaron. La Junta de Andalucía liberalizó en 2005 el tramo entre Jerez y Cádiz, una maniobra que todavía le está costando dinero a los andaluces, a razón de unos siete millones anuales. Y en medio se cruzó el proyecto de desdoble, una vieja reivindicación que fue ganando peso a raíz de varios accidentes muy graves ocurridos en la última década y que sirvieron también para movilizar a la población.

La presión popular se intensificó a partir de un fatídico 31 de julio de 2011, día en el que murieron tres personas en el kilómetro 565,7 de la N-IV y siete resultaron heridas de gravedad. Aquí hay que reconocer la iniciativa de varios alcaldes, y concejales como los andalucistas palaciegos, que incluso llegaron a promover el envío de coronas funerarias a la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor. También de las Diputaciones provinciales. Pero la crisis ha sido hasta hace muy poco la excusa para no adoptar ninguna decisión que aliviase la elevada siniestralidad de la carretera. Y, realmente, hubo que esperar al 9 de diciembre de 2015, fecha en la que Fomento anunció el desdoble del primer tramo. De no haberlo hecho a once días de las elecciones generales, hubiera tenido mucha más credibilidad. De hecho, muchos creyeron que era un cuento, y más cuando, cinco meses después, la única novedad en la carretera había sido la señalización del trazado. Una operación que el andalucista palaciego Manuel Visglerio calificó como el timo de las estacas. Esos palos y cuerdas que enseñaban las lindes del desdoble quedaron pronto cubiertos por la maleza.

En verano se empezó a ver el movimiento de tierras. Los trabajos tienen una dotación presupuestaria de 43,7 millones de euros y un plazo de ejecución de 30 meses. Pero en el aire queda el segundo tramo entre Los Palacios y Jerez, sin presupuesto.

Las obras del desdoble, incluso cuando avancen más, no contentan a los afectados. Esta solución ni es la más barata ni la más rápida. Hasta 2019 como mínimo no acabarán las obras, más de dos años de calvario: cortes provisionales, atascos y, ojalá no, algún que otro accidente. Hay quien piensa mucho peor y apunta con maldad que hay que desdoblar en lugar de liberar porque con las obras llegan los sobrecostes, las comisiones, colocaciones... Y todos se preguntan: ¿qué haremos dentro tres años con dos carreteras paralelas de las mismas características?

En la comarca vuelve a reinar la incredulidad, sobre todo, después de que esta semana el nuevo Gobierno haya dejado caer que, después de 2019, fecha marcada para el fin del peaje, se reconsiderará el futuro de la autopista. ¿Cómo? ¿Va a encontrar el Estado entonces a otra concesionaria? ¿La va a volver a sacar a concurso? Si no, habrá que mantener los dos trazados, doble coste para las mismas arcas. ¿Dónde está el adelanto? El debate sigue, y seguía siéndolo hace un año, el del peaje, no el del desdoble.

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