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El antídoto de saltarse una zona

  • Sampaoli varía su estilo con salida directa hacia los metros de último pase y la referencia de Iborra para acular las marcas individuales del Celta

  • Ben Yedder hace un clínic del oficio del gol

Iborra gesticula ante el árbitro.

Iborra gesticula ante el árbitro. / Antonio Pizarro

Jorge Sampaoli, en la esencia global del encuentro, acertó de lleno para ganarle la partida a Berizzo. En puntualizaciones concretas, quizá se pueden discutir algunas de sus decisiones, como prescindir machaconamente de un delantero fijo pese a sus quejas habituales de no concretar las ocasiones -si Ben Yedder no juega de inicio noches como las de ayer, debe salir antes- y retrasar también la ayuda que a voces pedía un N'Zonzi que sufría en transiciones del Celta ya en el tramo final del duelo.

No obstante, esto último era un riesgo que más o menos estaba asumido desde el inicio y lo que daba sentido a la estrategia operativa elegida para superar al rival. El técnico argentino, aun sacando de inicio a los mismos jugadores que ante el Granada, planteó otro encuentro distinto, con Iborra lanzado arriba para no facilitar la acumulación de los marcajes individuales del Celta (marca de la casa Berizzo) en el centro del campo, desahogar así la creación del juego de N'Zonzi y no facilitar pérdidas en zona de iniciación.

Y eso fue lo que buscó, básicamente, el Sevilla: partir el juego en dos y prescindir de la zona intermedia. Subidas siempre en ataque directo, de la zona 1 a la zona 3. Obligar a las marcas individuales del Celta a pegarse a su propia área y buscar a Iborra con balones aéreos de Sergio Rico o de un jugador retrasado. Así llegó el gol que abrió el partido, obra de Correa, tras un cabezazo del valenciano. Aunque con una carrera más en paralelo, fue como en Las Palmas.

La pizarra del Sevilla. La pizarra del Sevilla.

La pizarra del Sevilla. / FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía

Defensa

Sampaoli dejó a N'Zonzi casi en solitario, con dos centrales por detrás que además tenían la referencia de dos puntas, Aspas y Guidetti. Era un riesgo, sí, pero también evitaba otro, como ha quedado dicho con los robos en ese juego trabado y de interrupciones de los centrocampistas del Celta. Había espacios para transiciones, pero Hernández andaba muy atrás detrás de Ganso, Radoja con Jovetic y sólo Wass le salía de vez en cuando a N'Zonzi.

Los costados se defendieron bien, sin alardes ofensivos de Mariano y Escudero, y sólo se echó en falta la ayuda de Kranevitter unos minutos antes, pues varios robos tras pérdida de los celestes pillaron con el paso cambiado al sistema defensivo local.

Ataque

El plan inicial no era malo aun situándose en el extremo opuesto del catecismo que vende este cuerpo técnico por mucho que estuviese en el campo Ganso. Ahí sí aparecía la combinación y tener el balón, pero el camino hasta la zona del último pase era el juego directo. Eso sí, Correa tiró del equipo, pero faltó punch con tanta movilidad de Jovetic y tan poca fijeza sin un nueve.

Llegó a tiempo, quizá muy tarde, pero llegó, y Ben Yedder demostró que el instinto es el instinto (desmarque de aproximación al primer palo). Antes, el técnico había buscado generar más por dentro juntando a Nasri con Ganso. Talento en estado puro en la corona del área.

Virtudes

Salir del guión, entender que hay una figura en fútbol que se llama estrategia operativa y que cambia según el rival y el momento.

Talón de aquiles

Sin un nueve el gol se resiste.

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