Toros

Enrique Ponce abre la Puerta Grande y Cayetano corta una oreja en Córdoba

  • Finito, con un deslucido lote, es ovacionado en la segunda y última corrida a pie de la Feria de la Salud

Ponce, a hombros en Córdoba.

Ponce, a hombros en Córdoba. / rafa alcaide / efe

Enrique Ponce cortó dos orejas en el Coso de los Califas de Córdoba al segundo de su lote y abrió la puerta grande en la segunda y última corrida de toros a pie de la Feria de Nuestra Señora de la Salud de Córdoba, en una tarde de donde Cayetano obtuvo también un apéndice. Se lidiaron toros de Juan Pedro Domecq, justos de presencia, faltos de raza y de juego dispar. El sexto fue devuelto y hubo que apuntillarlo en el ruedo tras quedar inútil durante la lidia. En su lugar se lidió un sobrero de Parladé. Enrique Ponce: ovación tras aviso y dos orejas. Finito de Córdoba: ovación y ovación. Cayetano: ovación y oreja. La plaza registró menos de media entrada.

Enrique Ponce cuajó una completa faena ante el cuarto de la tarde, deleitando al respetable con la capa y la muleta ante un buen animal. Dio arranque a la misma con una larga cambiada antes de una templada serie a la verónica que precedió a un vistoso quite por chicuelinas bien rematado con una larga cordobesa. Practicó una faena cargada de sentimiento donde anduvo especialmente docto con la mano derecha, consiguiendo parar el reloj en varias ocasiones. Faena variada, de buen planteamiento, cargada de plasticidad y elegante, que fue bien rematada. Al final, dos orejas. En el que abrió plaza, muy voluntarioso, elaboró otra faena que fundamentó sobre la diestra y donde hubo temple, aunque con menor intensidad dada la justa fuerza de un enemigo noble y con fijeza.

Finito, ante un deslucido lote, no pudo más que mostrar disposición y entrega sin obtener resultado en su vuelta a Los Califas tras dos años. A su primero, lo toreó con calidad a la verónica en una faena en la media distancia muy medida en tiempos por el poco fuelle del astado que siempre amagaba con rajarse. Destacó sobre la diestra en dos series templadas y profundas. En el quinto, el diestro se enfrentó a un animal sin raza que no acabó de descolgar. El torero, dispuesto, apenas tuvo opciones para el lucimiento.

Cayetano mostró más raza que su primero, al que saludó de manera versátil con una larga en los medios tras un par de lances sueltos. Ya con la muleta, anduvo más docto con diestra intentando bajar la mano sin que el oponente obedeciera. Faena a menos. Frente al último de la tarde, en una faena que tardó en romper, Cayetano se mostró firme y dispuesto, aunque la intensidad se obtuvo al final, destacando en una serie templada con la diestra.

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