Decepción con Bruselas ante el 'Black Spot'
Los productores de cítricos andaluces se sienten decepcionados con la tardanza en reacción de la Comisión Europea ante la amenaza del virus Black Spot. La Comisión planteó hace unas semanas, durante la reunión del Comité Fitosanitario celebrado en Bruselas, prohibir el acceso a la Unión Europea a los cítricos procedentes de Sudáfrica, pero sólo para aquellos que hayan sido recolectados en 2013.
Esta propuesta fue recibida con gran indignación por los representantes del sector en España. El sector citrícola considera que la reacción de la Comisión llegaba "tarde, mal y nunca", y pedía que recapacitara. Entiende que, para defender las plantaciones comunitarias frente a la gravísima amenaza fitosanitaria que entrañan las importaciones de Sudáfrica, son imprescindibles mecanismos cautelares efectivos, como vienen demandando en los últimos meses las organizaciones representativas del sector, tanto de España, como de Europa, desde los productores, las cooperativas, hasta el comercio y los propios importadores.
Concluyen que esos mecanismos, a estas alturas, sólo podían consistir en medidas automáticas, contundentes e ineludibles de aplicación para la campaña 2014. Para el sector, la propuesta de la Comisión no es más que "un gesto de cara a la galería, una burla" y se plantea a sabiendas de que la medida promovida será absolutamente improductiva e ineficaz.
Las exportaciones en diciembre de cítricos desde Sudáfrica son prácticamente insignificantes: en 2012, representaron menos del 0,2 por mil de las totales del año (104 toneladas. frente a un total anual de 576.000). La Comisión conoce bien esas cifras y se teme que ha mantenido su discurso político dilatorio, esperando a que Sudáfrica enviase toda su mercancía, para, después, dar un paso con el que tratar de acallar las críticas recibidas del sector. A juicio de ese sector, el incremento de las interceptaciones a lo largo de la campaña 2013 de cítricos procedentes de Sudáfrica con la infección por Black Spot (Mancha Negra) que superaron en verano el tope de cinco establecido por la Comisión -que llegaron a 34 a principios de noviembre- era motivo más que suficiente para que la Comisión hubiera paralizado en agosto las importaciones de ese país. Con su falta de reacción, desoyendo el criterio de los expertos en la materia, la Comisión ha defraudado al sector, ha puesto en riesgo la sanidad vegetal de las plantaciones europeas y, con ello, la garantía de abastecimiento de los consumidores europeos, que dependen de la producción citrícola comunitaria y no de las de terceros países.
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