Sucesos

Detenido por amenazar a su mujer y a policías tras una persecución por azoteas de Alcalá de Guadaíra

  • Los agentes consiguieron arrestarlo tras hora y media y tras dispararle con una pistola eléctrica

  • El individuo amenazó a un técnico sanitario con un cuchillo y lesionó a un policía a puñetazos y patadas

Un vehículo de la Policía Nacional

Un vehículo de la Policía Nacional

Una persecución de hora y media por las azoteas de más de 40 edificios. Así de espectacular fue la detención de un presunto maltratador, ocurrida el viernes por la noche en Alcalá de Guadaíra. El sospechoso, de 41 años e identificado como Raúl F. M., es una persona considerada como muy peligrosa y conflictiva, que amenazó con un cuchillo tanto a los policías que lo detuvieron como a los vecinos e incluso a un técnico sanitario que participó en la intervención. Para poder reducirlo, un policía local tuvo que dispararle con la pistola eléctrica con la que van equipados los agentes de este cuerpo. Finalmente fue detenido en una operación conjunta entre policías locales y nacionales de Alcalá de Guadaíra.

Todo comenzó a las diez y diez minutos de la noche en la calle Duquesa de Talavera de Alcalá de Guadaíra. Un vecino llamó a la Policía Nacional alertando de que estaba oyendo fuertes gritos en un domicilio y cómo una mujer amenazada por su pareja. Al llegar una patrulla al lugar, varios vecinos alertaron a los policías que se trataba de una persona muy peligrosa. Esta información fue confirmada un momento después, cuando los agentes se cruzaron con el técnico de emergencias sanitarias. Este hombre, que había acudido a un aviso solicitando una ambulancia, huía de la vivienda sin poder atender a la víctima, puesto que el agresor le había colocado un cuchillo a la altura de la cara y le había dicho que le iba a “abrir el pecho”.

En la vivienda se encontraban el sospechoso, su pareja actual, su ex pareja, su madre y varios menores. Los policías escucharon cómo la pareja actual le pedía al presunto agresor que reconociera que le había pegado, al tiempo que le decía que no le iba a denunciar. De poco sirvió esto último, pues la respuesta del presunto maltratador fue la siguiente: “Si me quieres buscar la ruina, llevo cumplidos veinte años, me da igual cumplir otros veinte”. En ese momento, se dio cuenta de la presencia de la Policía y se dirigió a los agentes: “Y a vosotros os voy a reventar el corazón, ya estoy preso, me da igual cargarme a un policía”.

Viendo la actitud del agresor, los policías pidieron refuerzos. En ese tiempo, el hombre seguía profiriendo amenazas. En un momento dado, sacó un cuchillo y se dirigió a los policías nacionales, a los que retó a que lo detuvieran. Los agentes tuvieron que desenfundar sus armas reglamentarias y pidieron al agresor que se tranquilizara y dejara el cuchillo. En vez de hacer eso, el sospechoso comenzó a subir por la escalera hacia las plantas superiores del edificio. Hizo frente a los agentes durante unos instantes y se metió en otro domicilio del bloque, en el que una persona comenzó a gritar que había niños. Los agentes forcejearon en la puerta del piso con el sospechoso, que no paraba de decir que se iba a “liar a tiros”. El delincuente consiguió escapar y llegó hasta la azotea del edificio. Desde ahí comenzó a saltar de un tejado a otro y se introdujo incluso en alguna vivienda.

Hasta el lugar comenzaron a llegar más policías nacionales y locales. Se inició una persecución por las azoteas, durante la cual el maltratador no paraba de amenazar a los policías con frases como “venga, venid a por mí, me da igual todo ya, si sois capaces acercaos, me dan igual veinte años más”. La fuga continuó por más edificios, saltando de una altura a otra y poniendo en riesgo su integridad y la de los agentes que lo perseguían. En la calle Triana, el sospechoso entró en la cocina de una vivienda a través de un patio. A los dueños del domicilio, entre los que había varios niños, les dijo que acababa de salir de la cárcel y que si le impedían el paso los iba a rajar a todos. Los moradores huyeron y él continuó la fuga hacia otras viviendas. Varios policías hicieron un círculo de seguridad en torno a la manzana, mientras que otros accedieron a la azotea del edificio en el que estaba.

A pesar de ello, logró llegar a la calle y siguió corriendo hacia la calle Reina Victoria, donde saltó la valla de un solar. Allí, uno de los policías le disparó con su pistola eléctrica (o dispositivo electrónico de control). Esto le dejó paralizado, por lo que pudo ser reducido y engrilletado. Sin embargo, la única manera de poder sacarlo del solar era saltando de nuevo la valla, por lo que le quitaron los grilletes momentáneamente para que pudiera salir sin causarle lesiones. El detenido aprovechó esto para saltar de cabeza y volar literalmente durante tres o cuatro metros. De nuevo se inició una persecución que finalizó con un policía nacional dándole al alcance. El agresor propinó patadas y puñetazos al agente, que resultó herido, pero que finalmente, con ayuda del resto de compañeros, pudo detener al delincuente.

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