Andalucía

Casado y Juanma Moreno sellan la paz con la elección de José Luis Sanz

Ayuso, Moreno y Feijóo.

Ayuso, Moreno y Feijóo. / EP

José Luis Sanz no ha tenido suerte en la política, gobierna el Ayuntamiento de Tomares porque gana las elecciones -hay quien dice que en este municipio del Aljarafe se puede hasta comer en el suelo de la calle de lo limpio que está-, pero se le escapó de las manos el liderazgo del PP andaluz. Criado en la camada de Javier Arenas, buena parte del PP andaluz aspiraba a que este hombre, serio en todas las acepciones del término, sucediese a Juan Ignacio Zoido, pero Juanma Moreno y el sorayismo le cortaron el camino.

Hoy, sin embargo, José Luis Sanz es el broche que ha cerrado el entendimiento entre Pablo Casado y Juanma Moreno. Para ser más precisos, entre Génova y San Telmo, entre los equipos de ambos. La parada de la convención nacional del PP en Sevilla certifica que el viejo partido de Fraga se parece un poco más a la casa común del centro derecha que construyó José María Aznar. Mario Vargas Llosa ha sepultado a uno de sus competidores: Ciudadanos. El escritor peruano, junto a Casado en Villa Luisa, aseguró el jueves que ya no votaría al partido liberal porque ha dejado de existir. Silencio. Sin salvar las distancias, es como si Morante de la Puebla dejase de creer en Vox como guardián de las esencias vaqueras.

El recorrido político de Vargas Llosa le acreditan como un defensor de las democracias liberales, y por ello apoyó a Ciudadanos, partido que aspiraba a ser moderado y pactista, pero que no quiso formar gobierno con el presidente Pedro Sánchez cuando pudo. En 2015, el Nobel de Literatura pidió un Gobierno de coalición formado por PP, PSOE y Ciudadanos para salvar la crisis institucional de la falta de mayoría absoluta. No fue así. En Villa Luisa, sin embargo, Vargas Llosa abjuró del liberalismo, al sentenciar que lo importante no es que un país vote en libertad, sino que vote bien. Es cierto que se refería, así, al caso venezolano, ya que Hugo Chávez fue elegido en unas elecciones libres, pero la máxima del peruano, tan general, es contradictoria con su biografía. Cuatro días antes de la convención, Juanma Moreno y José Luis Sanz se tomaron una copa de cerveza en la Plaza del Salvador.

De modo público, el líder del PP bautizaba a Sanz como candidato del partido a la Alcaldía de Sevilla. Esta candidatura fue uno de los motivos de la batalla del PP de Sevilla en su último congreso, cuando Juanma Moreno apoyó a un candidato perdedor en contra de su actual presidenta, Virginia Pérez. Con la designación de Sanz se resuelve el entuerto, Génova se da por satisfecha y deja a su suerte a la dirección del PP de Sevilla, Casado tiene problemas más graves que resolver en Madrid, donde Isabel Díaz Ayuso está haciendo de Espanza Aguirre. Ya el jueves, Casado y Juanma Moreno, ambos juntos, confirmaron a Sanz como candidato. No estaba previsto que el líder nacional del PP se fotografiase en la mesa de debate que moderaba Moreno, la que compartió con Vargas Llosa y el venezolano Óscar López. Lo dijo el propio Vargas Llosa, que no esperaba que el líder nacional estuviese allí con él. También con Moreno.

El PSOE ha dejado una rendija al aire en el Ayuntamiento de Sevilla con la futura salida de Juan Espadas. Quien quiera que sea su relevo -Antonio Muñoz o Juan Carlos Cabrera-, no tiene asegurado que liderará la lista cuando lleguen las elecciones municipales. Éstas se celebrarán antes de las generales, y es posible que Pedro Sánchez quiera hacer una apuesta de mayor calado para la que es la ciudad más grande gobernada por los socialistas.

Ahí estará José Luis Sanz. Algunos creen que el PP de Sevilla no ha estado a la altura de la convención, no sería nuevo, hace años que este partido no afina bien en la ciudad. Juanma Moreno ha querido que el congreso regional del PP se celebre este mismo año, antes de las elecciones e, incluso, antes del nacional, va a afianzar un liderazgo que es ahora cuando se está construyendo. Ya se lo dijo Aznar, que pasa la mitad del año en Estepona: "Algo he escuchado y es bueno". La popularidad del presidente de la Junta ha subido durante la pandemia, pasa por ser un dirigente dialogante, poco dado a las polémicas, que es un modo de brillar en estos momentos tan crispados, como acertadamente ha sabido ver también Juan Espadas.

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