"Hubiera buscado un Gobierno de PP, PSOE y C's"
García-Margallo apuesta por un acuerdo de los tres partidos para abordar las reformas necesarias "Hay que tener ambición de país"
Tras 272 días de Gobierno en funciones y después de meses en los que el acuerdo entre los dos grandes partidos ha podido considerarse una entelequia, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, hacía ayer una advertencia: "El entendimiento con PSOE y Ciudadanos es capital". Capital para hacer frente a los "desafíos de primera magnitud" a los que tendrá que enfrentarse España en los próximos años y para los que necesita, a su juicio, un Ejecutivo fuerte, algo alejado de la coyuntura a la que parece acercarse el país: un Gobierno de Mariano Rajoy únicamente con los 137 escaños del Partido Popular, sin un presupuesto amarrado y con la necesidad de hacer reformas estructurales para cumplir las directrices marcadas por Bruselas.
Así lo destacó el titular de Exteriores contestando a las preguntas de los asistentes al Foro Joly. García-Margallo mostró su confianza en el "patriotismo y el sentido común" de PSOE y C's para ir solventando los problemas que vayan surgiendo, pero remarcó que eso supondrá ir pactando día a día, medida a medida, un sistema lejos del Ejecutivo fuerte por el que apostaba el ministro, que asegura que "hubiera buscado un Gobierno con PP, PSOE y C's". Un Ejecutivo con presencia de los tres partidos "que comulgan en las ideas fundamentales": la idea de España, la economía social de mercado, el proyecto europeo y el papel de España como miembro de Occidente, detalló. Un Gabinete con "musculatura", en una legislatura pactada y acotada en el tiempo con el objetivo de abordar las reformas necesarias. "Eso en mi opinión nos hubiera dado otros 40 años de bienestar, libertad y progreso como los que hemos tenido", asegura Margallo.
El ministro en funciones considera que esa sería la mejor fórmula para hacer frente a retos presentes y futuros como la seguridad y el terrorismo internacional, que "está para quedarse", o el avance secesionista en Cataluña. Pero también al esperado debilitamiento de la economía mundial, que "coge a España con una economía infinitamente más sólida que en 2011", pero todavía no fuerte: "Hemos salido de la UVI, pero todavía no estamos para correr el maratón". "Eso exige hacer muchas reformas y eso exige musculatura". García-Margallo tiró de memoria de la Transición para recordar que ésta solo fue posible por el entendimiento entre los grandes partidos. Y de experiencia europea para remarcar que las políticas de la UE sólo van adelante cuando hay acuerdos entre socialistas y populares. "Hay que olvidar la codicia y tener ambición de país", destacaba Margallo.
¿Y ve más fácil ese entendimiento con el PSOE de Susana Díaz que con el de Pedro Sánchez? "Es una norma no intervenir en la gestión de los asuntos de un partido que no sea el mío, bastante tengo con los problemas de mi partido", capeaba la pregunta Margallo. "Les deseo toda la suerte del mundo porque creo que el PSOE es una pieza esencial en la estabilidad de España".
Entre los grandes desafíos a afrontar, el ministro incluyó también la fuerte presión migratoria de refugiados y migrantes que aspiran a una vida mejor en el continente europeo. Un problema que se ha eludido en parte gracias al polémico acuerdo con Turquía -"que es de readmisión de desplazados a cambio de liberalización de visados", puntualizaba-, pero que seguirá en aumento en los próximos años.
El ministro reconoció que el sistema de acogida de refugiados que la Unión Europea acordó con los Estados miembros tiene un grado de cumplimiento "muy escaso", algo que atribuyó a las dificultades en el procedimiento de identificación y tramitación del derecho de asilo. Pero sobre todo, remarcó García-Margallo, el país y la comunidad europea se enfrentan a un reto clave en los próximos años: "La diferencia de renta entre Marruecos y España es la mayor del mundo (entre países vecinos), diez veces; ese fenómeno no es sencillo. Exige una política europea que no tenemos de asilo y de migración. Sin ella, no resolveremos el problema". Y esa necesidad de una política común se enfrenta ahora a la presión de países que no quieren cumplir siquiera el acuerdo alcanzado sobre los refugiados.
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