Debate sin gloria
De la Torre, Gámez y Zorrilla protagonizan un primer 'asalto' anodino en el que la oposición incide en la cuestión de la limpieza Los discursos, con momentos con lectura incorporada, no defraudaron a los que asumían la incapacidad de sorpresa El candidato a la reelección por el PP no se cansó de dibujar la imagen de una ciudad más fuerte que cuando se inició el mandato
Si alguien esperaba un cambio de guión, una variación en el ritmo generalmente tedioso y uniforme, se equivocó. El primero de los debates electorales en el que participaron ayer los cabezas de cartel del PP, Francisco de la Torre; del PSOE, María Gámez, y de IU Málaga para la Gente, Eduardo Zorrillo, acabó siendo una secuencia sin fin de monólogos en el que cada uno de los protagonistas pudo, sin cortapisa, verbalizar ante la audiencia lo que viene impreso en sus programas electorales. No hubo combate básicamente porque no hubo contendientes ni ring.
Los discursos, en ciertos momentos con lectura incorporada, no defraudó a aquellos que ya asumían la incapacidad de sorpresa teniendo en cuenta el corsé con el que habitualmente se constriñe este tipo de iniciativas. No hubo discusión, no hubo intercambio de pareceres. Más bien pareció una sesión más del Pleno municipal, pero en un plató de televisión. No contribuyó a ello la configuración de un plató en el que De la Torre, solitario, se confrontaba físicamente con sus oponentes, juntos, en el otro lado del plató. Quizás de forma simbólica se adelantaba a una posible alianza tras la cita en las urnas del próximo 24 de mayo.
El candidato a la reelección por el PP no se cansó de dibujar la imagen de una ciudad más fuerte que cuando se inició el mandato, incluso a pesar de la crisis económica. "Hemos conseguido fortalecer la ciudad; acaba el año 2015 más sólida que en 2011", dijo, en contraposición con la imagen en blanco y negro perfilada por Gámez y Zorrilla, que recordaron la existencia de miles de familias en una situación crítica. La candidata socialista incluso le recordó a De la Torre su papel activo en la aprobación de las medidas de austeridad aplicadas por el Gobierno central cuando era senador.
Para lo que no sirvió el debate de ayer fue para saber, por ejemplo, el modelo del PP para la Limasa, a pesar de que el nuevo contrato habrá de ser objeto de adjudicación en el próximo mandato. De la Torre se parapetó, nuevamente, en los datos, en los números recopilados no sólo de los últimos cuatro años. Ayer pudimos saber por boca del candidato del PP que en Málaga hay casi 400 parques infantiles, unos 8 millones de metros cuadrados de zonas verdes, que el 90% de los vecinos de la capital está a menos de 300 metros de una parada de autobús, que la política cultural impulsada, principalmente por el Ayuntamiento permite disponer de unos 46.000 metros cuadrados de espacio expositivo, que la cifra de visitantes se ha disparado un 127%…
"Málaga se ha transformado", enfatizó el actual regidor, para el que, a diferencia de lo expresado por sus adversarios políticos, "el modelo" que lidera "está muy vivo". Tras recordar (algo que viene haciendo desde el arranque de la campaña) que el proyecto al que pone rostro "es para cuatro años, no para unos pocos meses", pidió tener la oportunidad de disponer de "una mayoría amplia para tener más seguridad cuando defendamos los intereses de Málaga ante la Junta o el Gobierno". En su turno de cierre, puso de manifiesto el trabajo realizado en el último mandato y reclamó la confianza para "continuar con el mismo durante más años".
Si bien no hubo un alarde de propuestas, De la Torre, con la voz quebrada durante toda la sesión, enfatizó el interés por centrar buena parte de las políticas municipales en la creación de empleo, mediante bonificaciones fiscales a autónomos y mujeres, y en minimizar las desigualdades sociales. Incluso, a pesar de no ser una competencia municipal, volvió a hablar de la necesidad de colaborar en la reducción del fracaso escolar. Obvió profundizar en el problema de la limpieza, sobre el que sólo recordó la necesidad de lograr una implicación total de los vecinos. Y ensalzó las capacidades de la urbe para atraer inversiones de fuera.
La Málaga puesta sobre la mesa por Gámez nada tenía que ver con la del alcaldable popular. "Vivir en Málaga no puede ser un privilegio de unos pocos, el mayor reto es eliminar las desigualdades", manifestó, al tiempo que se preguntó si ese cambio "lo puede acometer el mismo partido que lleva 20 años gobernando y con un mismo dirigente al frente durante 15 años". "A Málaga le viene bien un cambio", añadió, poniendo de manifiesto el valor añadido del PSOE como "partido consolidado, sin reinvenciones, sin cambios de nombre, que supo hacer el avance que Málaga necesitó en su tiempo". La candidata socialista, que llegó a recordar la figura del ex alcalde Pedro Aparicio, apostilló la necesidad de que la ciudad sea visible "pero sobre todo habitable". Una premisa que a su juicio no se cumple como consecuencia de las políticas del PP.
Ante el silencio de De la Torre, tanto Gámez como Zorrilla incidieron en la cuestión de la limpieza. La primera llegó a mostrar su sorpresa por que tras tantos años al frente del Consistorio no haya tenido "al menos la audacia de haber procurado alguna solución". "Estamos a la cola a pesar de ser de las ciudades con más gasto", precisó. El candidato de Málaga para la Gente, por su parte, denunció un contrato que "vampiriza" a las arcas municipales. "Málaga es una de las ciudades más desiguales de España", espetó el cabeza de cartel de IU, añadiendo su compromiso por "cambiar las preferencias del presupuesto y situar como prioridad a las personas; hace falta un plan de medidas urgentes para luchar contra la pobreza". Frente a su idea, opuso el modelo "agotado" del PP, al que acusó de "haber entregado los mejores suelos al mejor postor, cambiando las normas a la medida del especulador de turno".
El primer debate electoral acabó siendo una traslación al plató de televisión de un acto más de campaña. Y, por ende, con nulo impacto para todo aquél que decidiese prescindir de hora y media de su tiempo. De la Torre fue más De la Torre que nunca y Gámez y Zorrilla trataron de poner en cuestión su tarea al frente del equipo de gobierno por donde se esperaba. Las cartas estaban descubiertas antes incluso de iniciarse la pacífica disputa.
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