Las perspectivas sobre incendios en Andalucía para los próximos días son "muy malas"

La comunidad sortea, por ahora, la peor ola de fuegos del país a pesar de afrontar unos 20 conatos todos los días

El plan Infoca destina más dinero a la prevención que a la extinción, 146 frente a 111 millones de euros

El dispositivo de Emergencias cuenta con 4.700 efectivos, más personal que la Unidad Militar de Emergencias

El consejero de Presidencia, Antonio Sanz, en el puesto de mando avanzado de un incendio en Tarifa.
El consejero de Presidencia, Antonio Sanz, en el puesto de mando avanzado de un incendio en Tarifa. / Olmo/EP

El mapa del índice de riesgo de incendios forestales de Andalucía para los próximos días es rojo, probabilidad extrema, sólo el extremo oriental de la comunidad se salva, aunque el color es naranja. Este es el mapa que el consejero de Presidencia, Antonio Sanz, tiene en su ordenador, junto a decenas de documentos en los que observa la evolución de cada uno de los fuegos y conatos que se declaran al día en la comunidad. Una media de 20, de los cuales casi todos se quedan en conatos. Ése es el éxito de un modelo que ha tardado décadas en diseñarse. Andalucía se ha salvado de la peor ola de incendios que afecta a España: en Atlanterra, que fue un siniestro aparatoso por su condición casi urbana, ardieron 300 hectáreas, sólo en Chandrexa de Queixa, en Orense, llevan 16.000 hectáreas perdidas.

"Las perspectivas son muy malas", explica Sanz a este diario. El consejero responsable de la Agencia de Emergencias de Andalucía (EMA) asumió hace un año la gestión de la lucha contra incendios. Es un entusiasta de los dispositivos de emergencia, sus compañeros del Consejo de Gobierno suelen comentar que, aunque es muy expansivo, se dedica a este trabajo como un sacerdocio. Y eso se nota. La oposición socialista ha criticado estos días que el presidente de la Junta, Juanma Moreno, haya estado ausente cuando se declaró el incendio de Atlanterra, pero su consejero ocupa los espacios, no hay vacaciones.

Lejos de rechazar el legado que dejaron los gobiernos socialistas de la Junta en esta materia, Sanz lo ha adoptado y lo ha mejorado. Pero el riesgo sigue ahí, Andalucía no está a salvo de sufrir los grandes incendios que están quemando Galicia, Castilla y León y Extremadura, es la comunidad más seca y cuenta con uno de las masas forestales más extensas del país.

La lucha contra los incendios en Andalucía tiene una fecha, el 7 de septiembre de 1992. Ese día murieron cinco trabajadores del Infoca en Monteprieto, un paraje del parque natural de Grazalema. El Gobierno de Manuel Chaves reformó el modelo del Infoca y su plan de contratación, a partir de entonces se harían fijas las plantillas, se construyeron los centros de defensa forestal (Cedefo) y se profesionalizó el servicio. La EMA, la que dirige ahora Antonio Sanz, tiene 4.700 bomberos forestales, más efectivos que la Unidad Militar de Emergencias en todo el país, que son 3.278 militares.

Y aun así, un mal fuego se puede escapar y llevarse miles de hectáreas por delante. Esta semana ha sido, especialmente, complicada. El incendio de Atlanterra pudo haber terminado en catástrofe, 2.000 vehículos tuvieron que salir de estas playas tarifeñas por una única y estrecha carretera que no tiene salida, lo que ha supuesto toda una advertencia para el Gobierno andaluz y la Delegación del Gobierno central en Andalucía. "¿Y si se queman Roche y la Fuente del Gallo? ¿Se puede desalojar Conil? ¿Dónde metemos a esas personas?", se pregunta a este diario una de la personas que han intervenido en el desalojo de Atlanterra.

Sin embargo, el incendio más peligroso de esta semana ha sido el de Aroche, en Huelva, con constantes cambios de dirección y fuerza del viento. 17 medios aéreos, entre helicópteros y aviones, llegaron a esta sierra en las primeras horas. Es una nueva estrategia que comenzó a aplicarse hace tres años. Ante la declaración de un incendio, se desplazan de inmediato todos los medios aéreos posibles.

Las razones de la extrema peligrosidad de este verano residen en una ola de calor muy extensa -aun este domingo la campiña de Sevilla sufrirá temperaturas de 44 grados-, la existencia de mucha vegetación estacional debido a las fuertes lluvias de este invierno y la coincidencia con vientos de Levante que provocan una sequedad extrema. Bajo estas condiciones, cualquier chispa se puede convertir en un gran incendio, de esos que queman más de 500 hectáreas.

Por eso Andalucía siempre estará a un paso de una catástrofe medioambiental. A pesar de la efectividad de su dispositivo y de la inversión, el riesgo es extremo. El Gobierno andaluz tiene presupuestado para este año 146 millones de euros en trabajos preventivos, a los que se suman los 111 millones de euros de la extinción, es el mayor presupuesto que ha tenido el plan Infoca en su historia y el más potente del país. Y aun así, lo peor puede ocurrir.

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