Miguel Poveda revive con ‘Federico y el cante’ el “entusiasmo” de García Lorca por lo jondo

Bienal de Flamenco

El cantaor, que vuelve a las raíces con este proyecto, asegura que “quizás haya saciado mi sed de probar”

Miguel Poveda se traslada a la época gloriosa del cante / Juan Carlos Vázquez

Miguel Poveda llevaba 14 años sin actuar en la Bienal de Flamenco, pero esta semana va a enfrentarse tres noches seguidas a un Teatro de la Maestranza abarrotado. Este jueves se reencontrará con el público de la cita como parte de Caudal, el espectáculo inaugural que recuerda a Paco de Lucía en el décimo aniversario de su fallecimiento, y este viernes y sábado revivirá el “entusiasmo” de García Lorca por lo jondo en Federico y el cante, una propuesta que ha ideado para este sonado reencuentro y que aguarda entre la ilusión y el temor. 

“Tengo un pellizco en el estómago que me muero”, confesó a la prensa en un paseo en catamarán por el Guadalquivir, en el que estuvo acompañado del director de la Bienal Luis Ybarra y la delegada de Turismo y Cultura Angie Moreno. “Si la gente se metiera en la piel de los artistas 24 horas se daría cuenta de todo lo que sentimos, el trabajo brutal que hacemos para aplacar el corazón y los nervios. Pero por lo visto en los ensayos, estoy en el camino a disfrutarlo”, comentó sobre un montaje en el que toma fragmentos de las conferencias que Lorca dedicó al flamenco –en una dramaturgia que firma Alberto Conejero– y que contará entre otros reclamos con Eva Yerbabuena como estrella invitada. “Eva siempre se ríe. Una vez la llamé para que bailara unas sevillanas y ahora le propongo unas bamberas. Ella me dijo que nunca las había bailado y yo le respondí: Pues ya era hora”, bromea sobre una compañera tocada por el "genio" y en la que conviven la "humildad" y la "pasión".

En Federico y el cante, Poveda rescata las voces que cautivaron a García Lorca, referentes como Manolo Caracol, Pastora Pavón, Manuel Torre o Antonio Chacón. Se le ocurrió ese tributo tras recibir la llamada de Luis Ybarra, como una forma de prolongar la inmersión en el universo del autor granadino que había iniciado con su disco Poema del cante jondo. "Si algo he aprendido es que en la Bienal no hay que estar por estar. Siempre me llaman, pero otras veces no estaba en clave flamenca, y este año se daban las condiciones", declaró. La trayectoria de Poveda se encuentra aquí con la saeta, que había evitado hasta ahora. "Viví 13 años en Sevilla y siempre que me lo ofrecían decía que no. Pero volviendo al libro [Poema del cante jondo] entendí que no podía dar de lado la pasión de Lorca por el imaginario religioso".

En su charla con la prensa, el cantaor dedicó unas palabras a Paco de Lucía, al que evocó, igual que hizo Sara Baras en el pregón el día anterior, como un hombre bienhumorado que recurría al humor "para destensar el ambiente y que lo vieras como a un compañero". Poveda compartió una anécdota para demostrar ese carácter tan ligado a la tierra del maestro. "Cuando participó en la grabación del disco ArteSano, puso como caché un jamón. La discográfica no se lo enviaba, y él me decía al teléfono: No me ha llegado, y mis niños tienen hambre. Se lo mandé yo, y él me comentó: Estaba buenísimo, pero sé que la discográfica no lo ha comprado, así que diles que me manden otro...".

Sobre el simbolismo que tiene Federico y el cante de vuelta a las raíces, Poveda explicó que, si bien “en ningún concierto” ha “dejado de cantar flamenco”, el intérprete se percibe ahora más interesado en custodiar el legado, barrunta que quizás “ya he saciado mi sed de probar”. Con la edad, asegura, “siento que tengo una responsabilidad con el flamenco. Cuando pasas los 50 [los cumplió el año pasado] te preguntas cómo vas a ser recordado cuando te vayas”.  

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