Viaje en el C5: una experiencia religiosa

Este microbús permite adentrarse en rincones de la Sevilla cofradiera llenos de magia y misterio Se 'hermanan' Cigarreras y Estudiantes y se ve a una benefactora de los Gitanos

1. Puerta ojival de la iglesia de San Estaban que obliga a una maniobra inverosímil. 2. La torre de Santa Catalina, todavía en obras. 3. El C5 entra por la calle Santiago, dirección plaza de la Redención. 4. Pequeño atasco junto a San Antonio Abad de donde sale el Silencio.  5. Fragor de palcos en plaza de San Francisco.
1. Puerta ojival de la iglesia de San Estaban que obliga a una maniobra inverosímil. 2. La torre de Santa Catalina, todavía en obras. 3. El C5 entra por la calle Santiago, dirección plaza de la Redención. 4. Pequeño atasco junto a San Antonio Abad de donde sale el Silencio. 5. Fragor de palcos en plaza de San Francisco.

09 de marzo 2013 - 05:03

PEPE Parra tiene 42 años y vive en la calle Santa Clara. Es conductor de autobuses, el oficio que tenía Nicolás Maduro antes de ser presidente de Venezuela. El chófer llegó a Tussam en 2005 después de trabajar diez años en Guadalajara en el sector de la construcción. Su hijo sale en la Soledad de San Lorenzo. Pepe Parra va al volante del C5. Este microbús entra por calles a las que no pueden acceder sus hermanos mayores y pasa por una veintena de templos.

El C5 no entra por San Luis porque hay obras en la plaza de los Terceros. La torre de Santa Catalina hay que verla desde la calle Santiago, bajo el balcón donde cada Martes Santo Fernando Gabardón de la Banda ve pasar a San Benito. En la plaza de la Redención se evoca el Beso de Judas. La calle Guadalupe, esquina al Muro de los Navarros, remite a la Virgen extremeña que Luis Álvarez Duarte vinculó a la cofradía de las Aguas. Salida a la Ronda por Becerrita, rebotica de los tertulianos de Homo Cofrade. Frente a la hermandad de San Roque. Vuelve el microbús al casco antiguo por la Puerta de Carmona. Dos rótulos ya familiares: Capirotes y Pollos Asados. Esquina con la calle Tintes.

La puerta ojival de San Esteban. La casa de Pilatos no sólo fue plató de actores de renombre y escenario de puestas de largo. Es apeadero de los costaleros de esta hermandad del Martes Santo. Por la calle Águilas hasta la Alfalfa. Cinturones de Nazareno en Persianas Alfalfa. El microcosmos del doctor Ismael Yebra. Amor y Pasión en la plaza del Salvador. Ir en microbús por la Cuesta del Rosario es una experidencia religiosa. Empieza Entrecárceles y ya no está el rótulo de la Librería Antonio Machado que cofundó un cofrade entusiasta y furtivo llamado Alfonso Guerra. El solar lo comparten una tienda de antigüedades y otra de ropa infantil. El pasado y el futuro.

Fragor de palcos en la plaza de San Francisco. Al C5 sólo le falta entrar por Sierpes. Apostasía. La única línea que pasa por Hernando Colón y su padre Cristóbal. Han tapado por obras el fresco de Mercadante de Bretaña que representa la expulsión de los mercaderes del templo. Ya no está Flaherty en Alemanes, pero permanece desde mediados del XIX Morales en García de Vinuesa. La vista del viajero se abre a Harinas, Arfe y Castelar. A Pepe Parra le gusta la música clásica: suena una sonata de violonchelo.

Ecos del Baratillo en Antonia Díaz. Legado de Antonio Ordóñez en la calle Iris; fue hermano mayor de la Esperanza de Triana. Al otro lado del río. Ese abrazo fluvial evocado en carteles del Maestranza por la zarzuela Entre Sevilla y Triana del maestro Sorozábal. Sube una pareja de turistas. Él, madrileño, con la cámara. Ella, de un pueblo de León, con el plano. Les recomendaron este autobús de autor -sólo siete asientos- que pasa junto a la Giralda y la Torre del Oro.

El recorrido permite combinaciones entre las Cigarreras, desde la soledad laboral de Altadis, y los Estudiantes, giro por la calle La Rábida a la antigua Fábrica de Tabacos. Dos cofradías que luchan contra la manía de dejar de fumar. A un lado, el hotel Alfonso XIII; al otro, el palacio de San Telmo. Un hotel con nombre de rey y el palacio del duque que pudo reinar. En los Jardines Cristina, la estatua de Cayetana de Alba. Benefactora de los Gitanos.

Taurinos en El Cairo. Los Tres Reyes pasó a mejor vida. De los Pollos de la Puerta de Carmona a este Kentucky Fried Chicken. La calle Zaragoza sabe a Gran Poder, a Jesús Despojado en la puerta que desde la calle Doña Guiomar va a la plaza de Molviedro. The Trinity, un pub irlandés en el Inglaterra. Un contrasentido joyceano. No hay Flaherty, pero el recorrido está lleno de irlandeses: O'Neill, cervecería de Adriano; O'Donnell, calle por la que camina el viajero Juan Hidalgo, hermano de la Soledad de San Lorenzo, agente de ventas jubilado; y O'Kean, histórica firma de camisería en la Plaza Nueva.

Pepe Parra entra por Méndez Núñez. Del Alfonso XIII al hotel Colón. Sucesión de emociones: el Calvario, el Museo -en Bailén, el C5 se cruza con el pintor Ricardo Suárez, paraguas azul, hablando por el móvil-, el Silencio al final de Monsalves y Santo Entierro en Alfonso XII. En la Campana, al lado del C5, las paradas del 27 y el 32 son multitud, pura bulla. Los Melado en acción en su barbería de Amor de Dios. De Correduría a Feria. El viernes no hay Jueves. Un solo jueves sí hay Viernes, el de la Madrugada. El día que Feria se romaniza en la Jerusalén sevillana. Puertas abiertas en Ómnium Sanctórum, sede eclesiástica de los Javieres y del Carmen Doloroso. Pepe Parra repite el estribillo: "San Luis está cortada".

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