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El regreso del hircocervo - Los extraños | Crítica

Bilbao doble

  • Jon Bilbao regresa con dos fantásticas y desasosegantes novelas cortas

Jon Bilbao (Ribadesella, 1972).

Jon Bilbao (Ribadesella, 1972). / D. S.

Lo último de Jon Bilbao, la antología Basilisco, había dejado el listón tan alto que ya no sabíamos muy bien qué esperar de él. Una sucesión de historias cotidianas, de ese tipo a que nos tiene habituados y donde se combinaban el desamor y el tedio de la domesticidad con la apertura a universos de significado ignotos, fusionada con un western hecho y derecho, en episodios medidos, que daban el contrapunto de aventura y aire libre del que la otra mitad carecía. Después de semejante cumbre (y Basilisco lo es), tocaba continuar. La vía elegida se bifurca, y contempla dos alternativas.

Portada de 'El regreso del Hircocervo'. Portada de 'El regreso del Hircocervo'.

Portada de 'El regreso del Hircocervo'. / D. S.

Por ceñirnos a los tiempos de su aparición editorial, tenemos en primer lugar la narración de género: El regreso del Hircocervo. En una cuidadísima versión de Fin de Raza, con ilustraciones no menos meritorias de Celsius Pictor, se nos presenta una novela corta o cuento largo centrada en muchos de los tópicos de la literatura de su autor: tenemos el ambiente rural, claustrofóbico; tenemos al protagonista en blanco, salido de ninguna parte; el diapasón de la intriga, la tensión que crece progresivamente hasta el estallido final. En este caso, Bilbao ha optado por hibridar su estilo, cuyas marcas reconocibles acabo de citar, con un escenario mayor y más arcano: los mitos de Lovecraft. La acción gira en torno a un pueblo maldito donde todos los animales mueren de terror al alcanzar la medianoche; el motivo de ello quizá tenga que ver con un monstruo mítico, el Hircocervo, que tal vez ocupe una mina abandonada de los alrededores. Búsqueda esotérica y degradación moral se unen en un título que guarda homenajes privados a muchos de los grandes del género, no sólo de Providence: ahí está el cameo explícito de, por ejemplo, Cementerio de animales, de Stephen King.

Portada de 'Los extraños'. Portada de 'Los extraños'.

Portada de 'Los extraños'. / D. S.

Más divulgada por los medios, aunque no sé si mejor, es la segunda propuesta. En este caso, Impedimenta, que se ha convertido en su sello de cabecera, oferta Los extraños, otra nouvelle más emparentada con el tronco principal del mundo del autor, en estilo, objetivos y alcance. Mientras El regreso optaba por un pretérito indefinido poco común en su obra, regresamos aquí al presente desnudo de siempre; desaparece la mitología para dar paso a fenómenos naturales extremos (marca de la casa), acompañados en este caso por platillos voladores; y nos encontramos con dos viejos conocidos de las sagas de Bilbao: el héroe epónimo Jon y su esposa alemana Katharina. En este caso la trama parece ser anterior a algunos de los relatos de Basilisco, aunque la cronología de la pareja resulta indefinida según cada nueva entrega se suma a las otras. Ambigua, desasosegante, intensa, kafkiana, Los extraños plantea, con el arte consumado del que Bilbao es maestro, una invasión, o mejor varias: la de los extraterrestres desde el balcón, la de los forasteros que invaden el retiro de los protagonistas, la de la criatura nonata que invade el vientre de Katharina.

Cualquiera de los dos libros es bueno para aproximarse a Jon Bilbao por vez primera: que nunca, lo garantizo, será la última.

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