Derbi Sevilla - Betis: novedades de un partido atípico de alto riesgo

Atípico o no, el derbi es el máximo exponente de todos aquellos que aman el fútbol más pasional. El amor incondicional de todos los sevillanos por la ciudad del Guadalquivir queda relegado a un segundo plano y el corazón del Giraldillo se devide entre los barrios de Nervión y Heliópolis.

Sevilla y Betis vuelven a verse las caras sobre un verde que ansiaba acariciar el balón tras unos meses de terrible angustia sanitaria. El Sánchez Pizjuán no rugirá como en las grandes ocasiones, pero su escudo latirá con la fuerza de todos sus guerreros que, capitaneados por Antonio Puerta desde los cielos, soñarán con hacer realidad una vez más una noche de ensueño. Por su parte, El Betis no está solo. Las treces barras también esconden una de las mejores aficiones del territorio, la alegría futbolística de Miki Roqué y la sonrisa perpetua de Juanma Linares. Se habla mucho de fútbol sin más, pero lo que vive esta ciudad va más allá de veintidós futbolistas y patear un cuero.

Por desgracia, España y la humanidad no viven sus mejores momentos. Miles de españoles han caído en las garras de un virus que ha noqueado a la vida, sin esperarlo, un gol en el 92´ que ha helado al mundo. Aún así, las grandes gestas se consiguen luchando y parece que el país, poco a poco, va componiendo un defensa férrea que le está dejando salir de la crisis con el balón jugado.

¿Qué ha cambiado en el fútbol?

La "nueva normalidad" ha llegado a los estadios para quedarse. La principal novedad es la soledad de unas gradas donde no se coreará un dorsal de leyenda ni se gritará hasta el éxtasis el gol de la victoria. Por otro lado, los cambios pasan de tres a cinco que deberán hacerse en tres franjas del encuentro, establecidas por los equipos, para así evitar las tan habituales pérdidas de tiempo.

La convocatoria crece hasta los 23 futbolistas, los cuales deberán cumplir normas sanitarias como el uso de las mascarillas en unos banquillos más amplios de lo habitual. El esférico rodar, rodara pero desinfectado cada vez que salga del terreno de juego y los míticos recogepelotas serán linces de Doñana, ya que al ser solo cuatro, verlos será tarea de centinelas.

En cuanto a los futbolistas, al descanso deberán cambiarse de equipación, una equitación que llegará horas antes a un estadio revisado a conciencia por la Policía nacional y La Liga, desde los días previos al encuentro. Los colegiados también tendrán que pasar por las medidas sanitarias y unos test serológicos que deberán pasar de manera satisfactoria 48 horas antes del duelo.

Ya en el verde, no habrá saludo entre Navas y Joaquín, ni los pasillos estrechando manos y deseando suerte. Durante los 90´minutos, habrá dos paradas para que los futbolistas puedan hidratarse. Ahora bien, lo que no cambiará serán los forcejeos y agarrones, las manos puestas en unas bocas que a veces hablan latín antiguo y, al fin, abrazos de alegría al perforar las redes.

Para sevilla, que vuelva La Liga es lo de menos, aquí se desea ver fútbol del bueno y ese solo llega con un derbi que es la envidia de todos. Que ruede el balón y suerte con el día siguiente.