Voleibol

Raquel Lázaro, una malagueña en la NBA del voleibol

Raquel Lázaro posa para Málaga Hoy en la Playa de la Misericordia. Raquel Lázaro posa para Málaga Hoy en la Playa de la Misericordia.

Raquel Lázaro posa para Málaga Hoy en la Playa de la Misericordia. / Pepe Gómez

Raquel Lázaro Castellanos (Benalmádena, 2000) heredó genes deportivos. Su padre, Jesús, fue un histórico del Unicaja, canterano en los 90 y campeón de Copa y Liga en la mejor plantilla de la historia del club. Ahora es el entrenador del Femenino de Los Guindos. Su madre, Marta, también fue jugadora de baloncesto. De hecho, sus progenitores se conocieron con la pelota naranja por medio. Raquel empezó a jugar al baloncesto en la EBG, pero se le cruzó en el camino otro balón distinto y con una red entre medias. Y le gustó más.

La joven jugadora malagueña llamó la atención desde niña. Con 13 años se marchó a vivir desde Córdoba, donde entonces vivían sus padres, hasta Soria, sede de la concentración permanente de la Federación Española, donde se intentan pulir los talentos de un deporte que no despega al nivel de otros de sala en los que España es referencia mundial. Después llegaron cinco años en Estados Unidos, cuatro en South California y uno en Louisville, una experiencia con final apoteósico jugando la final de la NCAA en Omaha (Nebraska) ante más de 17.000 espectadores el mes pasado.

Sin solución de continuidad, viene el paso al profesionalismo. Y no en cualquier lugar. Raquel Lázaro viajaba este lunes a Italia tras fichar por el Megabox Vallefoglia. En el país transalpino está la NBA de este deporte (WNBA en este caso), con las mejores jugadoras y la mayor acumulación de clubes de alto nivel del mundo. Ha firmado hasta final de temporada, buscando asentarse con la superélite de este deporte. Horas antes hablaba con Málaga Hoy. Con la ilusión disparada y los lógicos nervios antes de una nueva experiencia, la malagueña se instalará en una ciudad cercana a Pésaro y vivirá lo que es una dinámica profesional. 

Jesús Lázaro y Raquel Lázaro. Jesús Lázaro y Raquel Lázaro.

Jesús Lázaro y Raquel Lázaro. / Pepe Gómez

"Estoy súper contenta, ilusionada, un poco nerviosa porque voy a la gran élite del voleibol, a jugar con y contra jugadorazas que llevo viendo desde los 15 años. Siempre pensaba 'Dios, yo quiero estar ahí'. Así que ir a vivirlo me hace mucha ilusión", dice transmitiendo entusiasmo Raquel, que explica que "hay ligas muy buenas, pero en conjunto en Italia se juega la mejor. Son 14 equipos y los 14 son muy buenos. Voy a este nuevo equipo, que tiene una de las mejores colocadoras del mundo, una americana, y sé que será muy complicado jugar, pero voy a aprender, voy a estar cuatro meses en este equipo y voy a aprender y, cuando pueda, coger mis minutillos. Para entrar a una liga como la italiana no puedes llegar con mucho sabido, es el mejor nivel del mundo y tengo que aprender un montón aún. Voy a coger todo lo que pueda y mejorar para que a partir de la próxima temporada pueda tener mi posición en la Liga. Voy con mentalidad de aprender y absorber todo. Entrar directamente desde la NCAA a Italia es muy complicado. Normalmente se va a Suiza, Francia o Alemania, ligas muy buenas pero no de tanto nivel como allí. Así que soy consciente de la oportunidad que tengo. El nivel en América es muy bueno. En los próximos tres partidos voy a jugar contra chicas con las que jugué en América cuando tenía 18 años, es algo curioso. Pero ahora han crecido y mejorado".

El Megabox Vallefoglia milita en la A1 italiana. Su equipo marcha con 15 puntos, décimo y empatado con el octavo, el último puesto que da acceso al play off, al final de la primera vuelta. Ha habido cambios en la plantilla y uno de ellos es la llegada de Lázaro. Es un club consolidado en la élite del voleibol femenino italiano y será una experiencia muy enriquecedora para la colocadora, una posición esencial en este deporte, por la que pasa todo el juego de ataque de un equipo. Sería, salvando las distancias, la base de un equipo de baloncesto, la posición que ocupaba su padre. "Estar segura de ti misma, diriges el ataque del equipo, te equivocarás pero siempre tienes que hacer las cosas por una razón", explica la malagueña sobre lo que debe tener un buena colocadora: "Al final tomas muchas decisiones al instante porque se está en constante contacto con la pelota. No puedes dudar, porque si lo haces no eres tan precisa, sobre todo la experiencia hace mucho. Cuanto más juegas, si entrenas con gente mayor, juegas mejores competiciones... Ves lo que hacen las buenas y así progresas. Dependes mucho del bloqueo del otro equipo, entonces hay que estudiar lo que hacen de antemano, ver vídeos y así trabajar para tomar mejores decisiones".

Raquel Lázaro, en La Misericordia. Raquel Lázaro, en La Misericordia.

Raquel Lázaro, en La Misericordia. / Pepe Gómez

"Por influencia paterna y materna jugaba al baloncesto en la EBG, me cambié al voley y no se me daba mal, me gustaba más que el baloncesto", rememora Raquel sobre cómo fueron sus inicios en este deporte: "Con 13 años me fui a Soria, a la concentración permanente con la Federación Española allí. Aprendí lo que es el voley, estaba con gente mayor, de 15-16-17 años, una chica de 13 aprendía, me lo pasaba bien y cuando llegó la oportunidad jugué. En mi currículum tenía que estaba desde los 13 años con la selección y eso me ayudó a llamar la atención para ir a una gran universidad". Su proyección le hizo ganarse una beca completa (en torno a los 80.000 euros anuales) en South Carolina. Formarse académicamente de manera gratuita y compatibilizarlo con el voleibol fue lo que se trajo de vuelta a España. Un grado en Comunicación y Marketing y un master en administración de empresas deportivas en Louisville, que ahora completa on line, es el gran bagaje. 

"Han sido cinco años intensos, en los que me he desarrollado como persona y como jugadora. Yo fui a América porque aquí en España es difícil jugar como profesional y seguir con tu carrera cuando acabas el Bachillerato. Te cambias de ciudad, tienes que ver si hay allí esa carrera, los créditos, si te convalidan... Mis padres siempre me han enseñado que los estudios eran muy importantes. Tuve la oportunidad de ir a South California, en Los Angeles. Allí estuve cuatro años muy buenos, en los tres primeros fui titular indiscutible y en el último el entrenador ponía a otra chica y me hizo competirlo, me hizo ver que quería de verdad voleibol en mi vida, que iba a pelear por esos minutos. Al final de la temporada decidí con el entrenador que lo mejor era que cambiara de universidad. Me hablaron bastantes universidades, pero el contacto con Louisville fue genial, la entrenador era colocadora como yo, trabajaba mucho en ese puesto. Ir allí fue como un pasito más que me acercaba a mi carrera como profesional. Ha sido un semestre increíble, no sólo he mejorado un montón, he aprendido más del voley en equipo. No sólo la Final Four, fue el torneo previo en casa, con toda la gente animando a tope. Ver a gente animando tanto tiempo, niños pequeños... Precioso. En la Final Four parecíamos estrellas, nos hacían fotos yendo a entrenar, comiendo, con los aficionados, las cheerleaders... Jugar ante 17.500 espectadores en la final es increíble, lo vives una vez en tu vida, sólo si lograras ir a unos Juegos Olímpicos. No pudimos ganar el título, pero fue una gran experiencia, increíble".

Raquel Lázaro, durante el reportaje. Raquel Lázaro, durante el reportaje.

Raquel Lázaro, durante el reportaje. / Pepe Gómez

En Estados Unidos ha mejorado Raquel Lázaro su físico, también ha trabajado la explosividad necesaria para destacar en este deporte. Ahora llega la rutina profesional en la que le exigencia aumenta. Y también la posibilidad de jugar con la selección española con más continuidad. Debutó con 17 años con la absoluta, pero no ha podido competir en la mayoría de grandes torneos porque se solapaba con la temporada universitaria. "En EEUU tenía que irme en julio y no podía competir en el segundo periodo, el del Preeuropeo y Europeo. La Golden League importa, pero esa es la parte más oficial, digamos. Me hace mucha ilusión que ahora que no tengo que ir en julio poder competir con España y jugar las competiciones más importantes", explica sobre la vertiente de la selección. Es un proceso largo el que se necesita para crecer como selección porque el acceso a los torneos grandes (Mundial y Juegos) llega por ranking y por resultados acumulados. 

"Me ayudan un montón, no sólo con cosas del deporte, cómo vivir, afrontar situaciones. Mi competitividad e inteligencia para jugar viene gracias a ellos, me la inculcaron desde que era pequeña. Ellos y mi hermana son mi gran apoyo, me siguen a todas partes, están ahí en los días malos, me mandan chistes malos y me hacen reír. Siempre están ahí. Aunque de voley tampoco saben mucho...", bromea Raquel Lázaro sobre el gran apoyo que sus padres para afrontar una carrera que entra ahora en otra dimensión, la de jugar en la NBA del voleibol.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios