Adriano es extremo zurdo

Getafe | sevilla · a ras de hierba

En dos partidos en su verdadero puesto, de la izquierda del brasileño han salido tres goles firmados por Luis Fabiano · Exponente de la vieja guardia, ejemplo para la nueva

Foto: José Ramón Ladra
Foto: José Ramón Ladra
Jesús Alba

26 de abril 2010 - 05:02

Todo lo demás son parches en un equipo amparado en la polivalencia de un futbolista que llegó a Nervión como carrilero zurdo de una selección que jugaba con defensa de tres, la brasileña sub 20, y que últimamente ni sabía de qué jugaba. Sencillamente estaba mareado, apagando fuegos aquí y allá y empecinado en lo que se le había metido en la cabeza, que tenía que jugar de lateral izquierdo para convencer a Dunga de que debía llevarlo al Mundial de Suráfrica.

Adriano Correia fue siempre extremo izquierdo. En esa posición se marcó una carrera de ensueño en la final de Glasgow con un pase magistral salido del guante de Palop. Desde esa posición, el de Curitiba sabe buscar su perfil preferido, ese recorte hacia dentro y la pegada con la derecha, la mejor de sus piernas por mucho que su padre le enseñara a jugar con la izquierda. De cualquier forma, en eso ha evolucionado y no hay más que recordar cómo ha fabricado tres goles de Luis Fabiano en cuanto Antonio Álvarez se ha decidido a escuchar algunos consejos y lo ha puesto en su sitio. El centro para el cabezazo de su compatriota ante el Sporting fue con la izquierda; el centro para el primer gol de ayer tras la pifia de Codina también fue con la izquierda, y el tercero recibido por el Getafe en la obra maestra que firmaron Kanoute y Luis Fabiano, sobre todo éste también fue por la izquierda. La conducción en las tres jugadas fue con esa derecha con la que tanto despista a sus marcadores.

Adriano se hizo un nombre con Juande Ramos jugando de lo que es, extremo zurdo. No hay que darle más vueltas. Con Jiménez reforzó sus conceptos y aprendió a rendir allá donde el equipo lo necesitara. Puede jugar, y bien, en el lateral derecho, en el lateral izquierdo y en el extremo diestro, pero sus prestaciones son de oro en la demarcación en la que jugó ayer. Ahí pugnaba con Puerta y hasta obligó a éste a reconvertirse en lateral. Si el malogrado zurdo decía abiertamente que quería ser definitivamente lateral y pelear con David Castedo al ver que lo tenía difícil con Adriano unos metros por delante y con la incipiente irrupción de Capel, ¿por qué adopta ahora él el mismo mensaje en cuanto aparece un futbolista como Perotti que ni tan siquiera es zurdo?

Cuando ayer se fue Adriano del campo al Sevilla se le apagó toda la luz en ataque. Luis Fabiano echó de menos su profundidad, Kanoute empezó a desquiciarse mirando más la puerta de Palop que la de Codina y al Sevilla le entró el miedo en el cuerpo a la vez que el Getafe se iba viviendo arriba más y más. Romaric no podía ni contener a su par, David Cortés, y el remate lo puso Negredo. El vallecano, como otras tantas veces, consiguió que todo el sevillismo se acordara de su familia entera en ese balón que perdió en una posición que de haber seguido en el campo probablemente hubiese sido dominio de Adriano. Como en Zaragoza, Negredo le hizo un flaco favor a su equipo. No sólo no sumó sino que restó a los intereses de los de Antonio Álvarez y ya no queda tiempo para mucho más. Por eso, cada vez más está más claro que los de la vieja guardia son los que sacan siempre las castañas del fuego. Luis Fabiano, Kanoute, Adriano, Palop, Dragutinovic, Jesús Navas... nada que ver con lo que vino después: Romaric, Stankevicius, Konko... y, por supuesto, Negredo.

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