Acude el Betis al Vicente Calderón con un sentir contradictorio. Por un lado, la situación en la clasificación es mejor de la esperada por la mayoría hace meses, sobre todo tras el incidente del día del Athletic. Pero la derrota ante el Levante, colista y desahuciado, ha despertado ciertas dudas en el ambiente. Si a eso se le suma que los dos próximos rivales son equipos que luchan por clasificarse para la Liga de Campeones, los nervios comienzan a aflorar en Heliópolis, aunque el discurso del vestuario sea el de mantener la calma. La necesidad de conseguir un triunfo que garantice la permanencia no es imperiosa, pero nadie quiere alargar la agonía cuando la meta se tiene al alcance de la mano. Y todo con el derbi en el horizonte.

No sólo la entidad de los próximos rivales levanta las dudas. La temporada pasada, el equipo verdiblanco vivió una situación parecida, sobre todo en la distancia de puntos con respecto al descenso, y al final acabó salvándose sobre la bocina. Bien es cierto que las sensaciones de una Liga a otra son radicalmente contrarias, como también es opuesto el trabajo de Paco Chaparro al de Luis Fernández. Si aquel Betis ofrecía una imagen de Segunda, éste demuestra cada jornada que puede competir con cualquiera, aunque también perder si no ofrece el máximo de sus prestaciones.

Existe otro paralelismo preocupante entre ambos equipos y éste proviene de la dinámica en la que está inmersa la entidad. La indefinición que rodea a la planificación deportiva es algo habitual cada temporada, pero lo curioso es que, tanto el año pasado como éste, el futuro del entrenador está en el aire. Esto genera un debate innecesario alrededor del equipo que dificulta la labor del cuerpo técnico, aunque Chaparro ha sido capaz de sobreponerse a cuestiones más complicadas.

En lo que respecta a lo deportivo, el Betis aparece mermado en la línea ofensiva, la que mejor rendimiento ha ofrecido en las últimas semanas y la causante, en mayor medida, del despegue en la clasificación. A las bajas por lesión de Mark González y Edu se une la de Pavone por sanción, toda vez que los comités ni miran las alegaciones béticas. Chaparro lleva toda la semana intentando recomponer un ataque que ofrezca garantías y ahí parece complicado que vuelvan a tener una oportunidad jugadores como Odonkor o Sobis, quienes, sobre todo éste último, tiraron la jornada pasada la camiseta que tanto venían reclamando.

La principal duda del técnico trianero es si adelantar a Damià en la banda derecha, algo que ha probado en los entrenamientos del equipo durante de la semana, o colocar al alemán. Las otras posiciones parecen claras y Xisco y José Mari se repartirán los dos lugares para acompañar bien al alemán o al lateral catalán, aunque Sobis también ha contado con posibilidades hasta el último momento. Además, Juande estará junto a Arzu, con la idea de reforzar la medular.

Si algo ha conseguido Chaparro es que el Betis pase de ser un equipo ciclotímico a convertirse en fiable, un aspecto que habla bien a las claras del excelente trabajo del técnico. Nadie duda de que el conjunto verdiblanco es capaz de dar la campanada en el Calderón, como ya lo hiciera en las dos últimas salidas al Reyno de Navarra o La Romareda, aunque la dificultad de la tarea viene marcada por la entidad del rival.

El Atlético no acaba de despejar las dudas que le han rodeado durante toda la campaña y, pese a haber encadenado tres victorias consecutivas en el Calderón, no se muestra como un equipo fiable. La solvencia ofensiva que otorgan jugadores como Forlán, Agüero, Maxi o Simao se contrapone a un equipo frágil defensivamente, tanto en su mediocampo como en el centro de la zaga, algo de lo que se han beneficiado sus rivales.

Para el conjunto rojiblanco, la victoria es incluso más necesaria que para el Betis, sobre todo tras el empate ante el Valladolid de la jornada pasada. Su deseo de continuar en una posición de privilegio pasa por vencer a los béticos, aunque la celebración del Día de las Peñas haga rememorar grandes fiascos a los atléticos.

Faltan seis jornadas para el final del campeonato y en Heliópolis nadie quiere rememorar las fatigas de la temporada pasada, pese a las dudas que ha generado la derrota ante el Levante. Chaparro ya comentó sus ganas de colocar el punto final a la Liga y para eso se hace necesario ganar al Atlético. Aunque lo aplauda el eterno rival…