Marc Roig | Fisioterapeuta en el NN Running Team

"Cuento con la ventaja de que mis atletas descansan muchísimo"

  • Residente en Kenia desde hace años, este catalán cuida los detalles para que Eliud Kipchoge y otros astros del maratón estén en perfectas condiciones a la hora de la verdad

Marc Roig.

Marc Roig. / Víctor Rodríguez

No son muy comunes historias como la de Marc Roig (Sant Pol de Mar, Barcelona, 1984). Hace una década que se marchó a Kenia de forma esporádica, para hacer un breve voluntariado. Por entonces él, un apasionado del atletismo, era incapaz de imaginar que volvería años después para ser el fisioterapeuta de Eliud Kipchoge, el recordman mundial de maratón. Lo cataloga como “un sabio” y cree que la marca que logró el 16 de septiembre en Berlín (2:01.39) “tarde o temprano tenía que salir”. En el NN Running Team trata con él y otros prodigios de la larga distancia. Aunque no se ocupa sólo del tratamiento y la prevención de lesiones: “Allí soy una persona de confianza para hacer de todo”.

Sus hijos hablan con naturalidad inglés, suajili y catalán, pues hace tiempo que echó raíces en Eldoret, el quinto núcleo más poblado del país. “¿En qué ciudad estás?”, le escribía su padre en whatsapp hace alrededor de una semana, estando él de camino al Parque de María Luisa. Debía su primera visita a Sevilla a una charla en la Fundación San Pablo (Bormujos). Y al poco partió hacia Valencia, donde el pasado viernes fue designado nuevo seleccionador de élite internacional de la maratón de la ciudad.

–¿Cómo llega a Kenia?

–La primera vez fue hace diez años. Fui a hacer un voluntariado durante un mes y me quedé prendado. Conocí a la que es ahora mi mujer. También me gustó el país y el entorno. Siendo atleta era un lugar ideal para combinar muchas cosas.

–¿Había tratado antes con profesionales en España?

–Algo sí. Porque yo también fui atleta becado por la Federación española y me relacionaba con ellos. No les tuve tanto como pacientes. Aunque sí hice algún trabajo esporádico.

–Allí usted es un comodín.

–Hago de todo. Como tarjeta de presentación: soy fisioterapeuta. Incluso dentro de la fisioterapia no me encargo tanto de la parte de masajes o el tratamiento en camilla, sino más de la prevención de lesiones. Pero luego, como todos en esta vida somos pluriempleados, al final te subes las mangas y haces lo que haga falta. Y allí soy una persona de confianza para hacer de todo: desde hacer de taxista cuando es necesario, hasta hacer de periodista y ayudar a los medios cuando se necesitan declaraciones de algún atleta, sobre todo de Eliud Kipchoge.

"A Kipchoge le apodan ‘El Filósofo’ por algo, es un sabio; sabe lo que exigir a su entorno y lo que esperar de él"

–¿Hay diferencias entre la genética africana y la europea?

–Sí, pero la diferencia en los resultados no se puede explicar tanto por ello. Por supuesto que tienen una genética para correr, pero no es suficiente para nosotros nos conformemos con ser el primer ‘blanquito’ en meta. Nos ganan en entrenar más y sobre todo en descansar muchísimo más.

–¿Cómo es Kipchoge en las distancias cortas?

–Es un sabio. Le apodan El Filósofo por algo. Porque realmente es un gran profesional a la hora de correr, pero también en otras muchas facetas. Sabe lo que tiene que hacer en cada momento. Y sabe lo que exigir a su entorno y lo que esperar de él. Confía muchísimo en la gente que le rodea y se deja asesorar en todos los aspectos. Y es muy cercano y muy amigo. Y también muy atento.

–¿Le sorprendió la marca que hizo en Berlín?

–Sí y no. Sabía que estaba para hacer el récord del mundo. Quizás no que lo batiera por tanto. Pero tarde o temprano tenía que salir.

–En su momento trató con Kenenisa Bekele.

–Es diferente, eh. Cada uno tiene sus características. Quizás podríamos decir que en cuanto a talento, Bekele fue siempre mejor que Kipchoge. Pero en cuanto a dedicación, Kipchoge siempre ha sido mejor que Bekele. Fue un orgullo trabajar también con él.

"Soy fisioterapeuta, pero allí soy alguien de confianza para hacer de todo; desde taxista hasta periodista en algunas ocasiones”

–¿Cómo es la semana de entrenamientos de un corredor de estas dimensiones?

–Se basa en entrenar, comer y descansar. El grupo de Kipchoge vive en el Training Camp en Kaptagat, que está a unos 25-30 kilómetros de Eldoret. Los atletas llegan el lunes por la tarde y se quedan allí hasta el sábado. El entrenamiento tiene combinación de sesiones muy fuertes y sesiones muy suaves. Es lo que se llama un entrenamiento polarizado. Por ejemplo, los martes se hacen series en la pista, los jueves se hacen tiradas largas y los sábados se hace fartlek.

–¿Cuál es la dolencia más común entre ellos?

–Tenemos cierta incidencia de molestias en los isquiotibiales, que no llegan a ser lesiones. Es parte de mi trabajo intentar prevenirlas.

–En una charla dice que los keniatas “descansan hasta el aburrimiento”.

–Sí. Cada vez está más demostrado que el efecto positivo que tiene el descanso en el rendimiento y en el tratamiento y la prevención de lesiones. Cuando yo hablo como fisioterapeuta de las lesiones con las que me encuentro, les digo a otros compañeros que estamos tratando con poblaciones diferentes. Yo cuento con la ventaja de que mis atletas descansan muchísimo. Y ya sólo con eso, el cuerpo se regenera. El dormir es como el apagar y volver a enceder un aparato electrónico. El problema es que los atletas aficionados no le dan al reset demasiado a menudo y al cuerpo le cuesta más recuperarse de cualquier molestia. La diferencia es increíble. Si en una población normal, dormir ocho horas de sueño al día está bien, estos atletas pueden reunir nueve o incluso diez horas. Si alguien que mejorar, no se trata de entrenar más, sino de dormir más.

"El dormir es como el apagar y volver a encender un aparato electrónico y mis atletas descansan muchísimo"

–¿Es asumible para el cuerpo humano el intentar bajar de las dos horas en un maratón?

–Antes pensaba que nos faltaba mucho para llegar. Pero ahora estoy convencido de que en septiembre u octubre, cuando Eliud ataque de nuevo ese récord, lo va a conseguir.

–Lo dice muy seguro.

–En los últimos cuatro años he estado trabajando con él. He visto la progresión que tiene y hace ya dos años se quedó a 25 segundos –en una prueba no oficial organizada en Monza (Italia)–. No entra en mi cabeza que dos años después de ese resultado, no pueda hacerlo muchísimo mejor.

–¿Hay alguna cosa que le haya sorprendido de Kenia a nivel social o de desarrollo?

–Kenia tiene contrastes. Porque la capital –Nairobi– no tiene nada que ver con el resto del país. E incluso la ciudad en la que vivimos nosotros, Eldoret, está también bastante desarrollada en comparación con otras zonas mucho más rurales. La vida es muy sencilla todavía, pero la economía poco a poco va trabajando bien y desde mi primer viaje, hace diez años, la clase media está subiendo. Sí es verdad que quizás le falta todavía un cierto nivel de ocio. Tengo tres hijos y lo echo de menos a veces.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios