La Pelota de Papel

Rebelión en la Liga dicotómica

  • El liderato del Sevilla personaliza el levantamiento de los modestos ante la fragmentación consentida a los grandes.

  • Desde la 01-02 no se concentraban tan pocos puntos en la cabeza.

La Pelota de Papel

La Pelota de Papel / Departamento Infografía

Como si fuera una burla del destino, justo cuando más desequilibrio de presupuestos existe, cuando LaLiga española parecía encaminarse a una fragmentación de diferencias siderales, aparece un campeonato de saldo. La que para muchos es la mejor liga del mundo pasa por el túnel de la indefinición, como si de un castigo a lo ocurrido en verano con la selección a dos días del Mundial se tratase, como si los dioses quisieran flagelar de esta manera a quien fomentó tantos dispendios. Fichajes a precios engordados a conciencia, comisiones indecentes... el fútbol se le vuelve en contra a los grandes sin necesidad de que tenga que mediar el VAR, un elemento novedoso en la presente temporada que bien merece un capítulo aparte.

El Barcelona no está fino en el momento en el que Leo Messi se va pareciendo cada vez más a los mortales, el Real Madrid va de crisis en crisis como si Cristiano Ronaldo hubiese dejado una maldición en el Santiago Bernabéu o como si el conjuro se hubiera gestado en la mismísima Ciudad del Fútbol de Las Rozas.

El caso es que en este nuevo fútbol patrio de Rubiales, con el VAR y sin Cristiano, todo ha cambiado para los grandes y la prueba está en una simple regla matemática. La concentración de puntos ha dejado de estar arriba para repartirse en vertical, ofreciendo números casi inéditos en la historia de la Liga.Nunca el liderato estuvo tan barato superado el primer tercio de Liga desde principios de siglo. Y esto, claro, es carnaza para los equipos que siempre han merecido más ración de tarta y se habían tenido que conformar con las migajas. El Sevilla de Pablo Machín es el que brilla con luz propia como la estrella presidiendo el árbol de Navidad, pero también es la Liga de equipos con menos nombres y de entrenadores con menos pedigrí. El Espanyol de Rubi, el Alavés de Abelardo o, ahora siendo el mejor en las últimas cinco jornadas, el Girona de Eusebio.

Desde la temporada 01-02 no había en España un líder con menos de 27 puntos. Los 26 que ha sumado un Sevilla que llegó a estar undécimo –22 de los últimos 27 posibles– los tenía el Deportivo tras la decimotercera jornada un campeonato que acabaría ganando el Valencia de Benítez con sólo 75 puntos. Eran esos años en los que entre gallegos y levantinos animaron un torneo históricamente dicotómico. En España (y aún es así como herencia difícil de cambiar) se era o del Real Madrid o del Barcelona.

Grave sí parece la que tiene encima el equipo de Solari. Si en una jornada en la que el único de los seis primeros que ganó fue el Sevilla, la humillación que recibió el actual campeón de la Champions en Ipurua expresa fielmente la manera en que los modestos parecen vengarse de tanto dispendio y trato de favor hacia los de siempre.

La venganza de Tánger

Uno de ellos, de los últimos en conocerse, fue el episodio de la Supercopa de España, que enfrentó al Sevilla, al Barcelona y a la Federación por favorecer ésta los intereses del grande frente al pequeño con aquello de las fechas y de disputar el título a un solo partido y fuera de España.

La afrenta de Tánger parece vengarla el equipo de Machín, un entrenador que personaliza la pujanza del técnico joven formado en España. El Sevilla disfruta hoy de su tercer liderato de la temporada. El primero, en la jornada inaugural, fue anecdótico; el segundo, en el octavo escalón, tuvo su mérito; el tercero habla ya de una realidad.

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