La plena integración de Rakitic en el club y en la ciudad está más que probada y este miércoles volvió a manifestarse su adaptación durante un acto en la Cruzcampo. El jugador suizo de origen croata sacó su vertiente más socarrona y bromista tras pasar por la báscula para recibir su peso en cerveza: 80 litros. Más cauto y reservón estuvo, en cambio, cuando se tocó el asunto de la renovación de su contrato, que expira en 2015. Ahí dejó alguna duda en el aire, puesto que en ningún momento aseguró con firmeza que todo va por buen camino, más allá de reconocer que la negociación está abierta. 

Como en su comparecencia previa al derbi, hace dos semanas, Rakitic no dio muchas pistas. Entonces dijo que no hay mucho que decir. Ayer casi calcó la frase. Las negociaciones se iniciaron antes del último parón liguero, momento en el que Rakitic confirmó su presencia en el Mundial de Brasil. Poco ha cambiado desde entonces, según sus palabras. "De momento no hay más que decir -dijo algo esquivo-. Creo que el presi lo ha dicho, que nos hemos sentado, sí; cuando llegue el día diremos algo. Esperemos que sí", añadió no obstante. "De momento van las cosas como van, pero creo que ahora hay cosas más importantes que lo mío. Tenemos que seguir creciendo como equipo y llegar arriba. Y eso es lo más importante", quiso señalar. 

Hace dos semanas, Rakitic señaló que su predisposición, por implicación con el club, con la ciudad y por su vínculo personal, al estar casado con una sevillana de raigambre muy sevillista, era muy buena. Pero el jugador también es consciente de que a sus 25 años está en un momento cumbre de su carrera y que debe aprovechar su carisma y su liderazgo en el Sevilla, tanto en el campo como fuera de él. Lógicamente, está en su derecho de pedir y de ver recompensado su enorme crecimiento en Nervión, donde ya no se entiende el Sevilla sin su concurso y hasta se presenta próximamente un problema para su entrenador, que debe buscar alternativas a su baja en la próxima cita liguera ante el Athletic de Bilbao, un partido clave. 

Rakitic llegó casi como agente libre en enero de 2011, ya que cumplía con el Schalke 04 en junio de ese año, aunque el Sevilla pagó un traspaso que rozaba los 1,5 millones de euros, ya que tenía muchos pretendientes, y firmó un buen contrato por cuatro temporadas y media. Ahora, la situación del club ha cambiado y una de las premisas de este verano ha sido aligerar de nóminas altas la plantilla, por lo que José María del Nido quiere hilar muy fino en este asunto. Por ahí puede llegar la ralentización del acuerdo y ahí puede estar fundamentada la cautela de Rakitic al afrontar el asunto. 

Hace dos semanas, Rakitic habló de su predisposición a permanecer en Sevilla: "Siempre me puedo quedar aquí, si puedo elegir, mucho tiempo más. Hay tiempo para hablar de eso, pero ahora mismo no es importante ni yo ni nadie, solamente el Sevilla y el derbi", dijo entonces. Ayer no fue mucho más allá al ser inquirido por su predisposición de nuevo. "Bueno, eso lo he repetido unas cuantas veces, y las cosas siguen igual. Yo encantado, y si las cosas van bien seguro que es más fácil". 

Para no darle más vueltas al asunto, el internacional croata terció hacia la broma cuando se le preguntó si había recibido alguna oferta exterior recientemente. "Sí, de la Cruzcampo", replicó rápido de reflejos. 

Fue una muestra más de la socarronería de Rakitic, que comenzó su comparecencia hablando de lo que hará con los 80 litros de cerveza con que lo premió la Cruzcampo. "Hay varios compañeros a los que también les gusta, así que vamos a hacer una comida buena". ¿Sin alcohol? "¿El qué? No me he enterado", bromeó. Pero entre broma y broma, a Rakitic se le leen muy bien los mensajes entre líneas. Tiene la predisposición, pero la negociación, de momento, "va como va". Pocas pistas, pero muy claritas.