Copa del rey

El Madrid y el Barcelona huelen la final

  • Un gol de Benzemá da ventaja al Real Madrid en su semifinal ante el Sevilla (0-1). Los azulgrana resolvieron su eliminatoria en el Camp Nou endosándole un 5-0 al Almería.

El Real Madrid y el Barcelona superaron sus encuentros de ida en las semifinales de la Copa del Rey ante el Sevilla (0-1) y el Almería (5-0) y acarician la final.

El Madrid, gracias a un tanto del francés Karim Benzemá en la primera parte, ve más cerca la final de la Copa del Rey, un título que se le resiste desde hace diecisiete años y para el que ha dado un paso importante ante un Sevilla muy atenazado y con pocos recursos ofensivos.

Se notó que el entrenador madridista, José Mourinho, tenía bien claro que la semifinal no se acababa en el estadio Ramón Sánchez Pizjuá y que había otros noventa minutos como mínimo que jugar la próxima semana en el Santiago Bernabéu.

El técnico portugués sacrificó en el lateral izquierdo al brasileño Marcelo Vieira para dar entrada a un más defensivo Álvaro Arbeloa con la intención de parar las incursiones de Jesús Navas, y además formó con una línea de tres centrocampistas con la presencia del francés Lass Diarrá en detrimento del argentino Ángel Di María.

El Sevilla, por su parte, salió con todo y con ganas de sorprender, sobre todo con las incursiones de Navas por la derecha, por donde llegaron los primeros problemas para los visitantes, aunque el Madrid, con superioridad en el centro del campo, también puso en apuros a la defensa local.

Una entrada de Lass a Sergio Sánchez lesionó al defensa y obligó a que fuera sustituido por el uruguayo Martín Cáceres instantes antes de que el francés Karim Benzemá, en una muy buena jugada personal, superara a Andrés Palop en su salida y lograra el 0-1.

El tanto no hizo más que redoblar la confianza madridista ante un rival que se perdió, con un juego demasiado lento y previsible, en intentar superar la presión de los visitantes, pese a que el brasileño Luis Fabiano tuvo el empate en la cabeza tras un córner botado por el marfileño Ndri Romaric.

En la última fase del primer tiempo los de Gregorio Manzano encontraron algunos huecos, casi siempre por la derecha, pero la defensa adversaria no se descompuso e Iker Casillas no tuvo que intervenir demasiado.

La polémica llegó segundos antes de que Undiano Mallenco pitase la conclusión de la primera parte, cuando Luis Fabiano se quedó con el balón solo ante el meta madrileño, al que superó en su salida y remató raso para que Raúl Albiol despejase sobre la raya de gol.

Los sevillistas y la grada cantaron gol, pero el colegiado navarro, en comunicación con uno de sus asistentes, apreció que el balón no había traspasado la línea ante la airada protesta local.

El Real Madrid intentó sobreponerse del susto en la segunda parte y mantuvo su orden táctico con un incombustible Lass, que le dio vida al ataque de su equipo.

El Sevilla sufrió otro contratiempo con la lesión a las primeras de cambio de su organizador Romaric, pero el Madrid desperdició algunas ocasiones para incrementar su ventaja y eso le dio algo de vida a la formación hispalense en busca del empate, aunque sin claridad para crear verdadero peligro.

El partido se rompió en la fase final porque los locales descuidaron todas las marcas y los visitantes siguieron con claras oportunidades de dejar ya sentenciada la eliminatoria, aunque el 0-1 es renta más que suficiente para hacerla buena en su campo.

Nueva exhibición azulgrana

El Barcelona finiquitó la eliminatoria de Copa en un cuarto de hora, convirtió el arranque de partido en un pim-pam-pum y goleó de nuevo al Almería (5-0) para asomarse, si no lo está ya, a su primera final del año.

Pep Guardiola, que sacó lo más parecido al once de gala que tenía disponible, dijo en la víspera que las semifinales se decidirían en el Estadio de los Juegos del Mediterráneo. O no se lo creyó ni él o se equivocó por completo.

El partido de la próxima semana en tierras andaluzas será, salvo milagro rojiblanco, un puro trámite para los catalanes, el último ensayo copero antes de la finalísima del 20 de abril.

Y eso que salió el Almería con un planteamiento valiente, con la defensa adelantada, presionando en el centro del campo, fabricando transiciones rápidas e incluso disputándole la posesión del balón al Barcelona. Sin embargo, cuando se quiso dar cuenta ya perdía 3-0.

La culpa la tuvo la eficacia demoledora de los azulgranas en la finalización y la desafortunada actuación de Esteban, quien pudo hacer mucho más, sobre todo en los dos primeros goles, cuando se tragó literalmente sendos disparos de Messi y Villa.

El propio Messi hizo el tercero al culminar una asistencia de Iniesta y Pedro el cuarto con un espectacular cabezazo a la media hora. El Barcelona, con un juego menos elaborado que de costumbre, con un fútbol más de contragolpe que de posición, había finiquitado la eliminatoria en un visto y no visto.

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