Después de tres títulos de Liga consecutivos, el Manchester United encara una nueva vida sin ese chico histriónico, talentoso y letal llegado de Portugal en 2003 y vendido en junio al Real Madrid por una cifra escandalosa: Cristiano Ronaldo.
Amado y odiado a partes iguales por el mundo del fútbol por su alto perfil y su ego infinito, Ronaldo honró en el césped la icónica camiseta número siete del club, la que usaron glorias como George Best, Eric Cantona o David Beckham.
Su aporte de 66 goles para ganar las tres últimas Premier Leagues no sería un número a vanagloriar en exceso si se hablara de un delantero centro, pero teniendo en cuenta que el hábitat del portugués está por las bandas, la estadística es fenomenal.
Números brillantes mientras Ronaldo se vistió de rojo, pero ahora pesados como un transatlántico para un equipo que había basado su juego en el desequilibrio de su as de espadas. Por eso, Alex Ferguson trabajó durante toda la pretemporada para enfrentarse con garantías a su ausencia, tanto táctica como psicológicamente.
Ferguson: " Fue un jugador muy importante para nosotros"
"Es importante aclarar que Ronaldo no hizo el Manchester United. Fue un jugador muy importante para nosotros, pero el Manchester United fue el Manchester United antes de él y lo será después de él", dijo el francés Patrice Evra. "Él nunca fue la estrella. Todos somos estrellas y el entrenador jamás dejó que nadie creyera que era la estrella".
Más que el registro goleador del portugués, el enigma es cómo resolverá el equipo el haber estado programado para proveerle de situaciones. Las últimas dos temporadas, el movimiento táctico del United era claro: un delantero centro que bajaba mucho para crear espacios para el ingreso en diagonal de los extremos, algo similar a lo que hacía el Barcelona con Samuel Eto'o para la entrada de Lionel Messi o Thierry Henry.
El trabajo lo hacían tanto Carlos Tevez como Wayne Rooney en la 2007-2008 y preferentemente Dimitar Berbatov la temporada pasada. Pero en la Community Shield del domingo ante el Chelsea, los movimientos fueron más ortodoxos. Mientras Nani estaba sobre la izqierda, notoriamente más adelantado que Park Ji-Sung en la derecha, el dibujo fue un clásico 4-4-2, con Rooney y Berbatov delante.
Valencia y Owen, nuevas opciones
Para las bandas, las opciones son el ecuatoriano Luis Antonio Valencia, fichado al Wigan Athletic y de buena pretemporada, y el serbio Zoran Tosic, adquirido al Partizan de Belgrado. Para la punta, está Michael Owen, llegado desde el descendido Newcastle United como libre y con hambre de volver a los primeros planos después de sus prolongados problemas físicos.
"Michael es un delantero de clase mundial con un probado récord de goles al más alto nivel. Eso no fue cuestionado jamás", asegura Ferguson, defensor de que el Golden Boy todavía tiene mucho para dar.
El interés del escocés por Owen marca también que aquel 4-3-3 que vistió el United durante los últimos dos cursos, especialmente en Europa, quedará a un lado.
Pese a los cambios y la falta de Ronaldo, el Manchester United asoma como el gran candidato a llevarse el torneo. El Liverpool ha perdido a Xabi Alonso y el Chelsea deberá adaptarse al estilo de un neófito de la Premier, el técnico Carlo Ancelotti. Un filón a aprovechar para convertirse en el primer equipo en ganar cuatro ligas inglesas consecutivas.
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