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A Navas le quitan el precinto

  • El futuro del palaciego dibuja un escenario distinto en el que han entrado nuevos agentes, nueva personalidad y también un nuevo discurso más ambiguo · Misterio en torno a si la estrategia busca el mejor contrato de la plantilla o la apertura al mercado

¿Qué inquietante futuro esconde el nuevo escenario en el que se mueve un futbolista distinto a todos como Jesús Navas? Es la pregunta que se hacen muchos sevillistas, todos los que disfrutan domingo a domingo de su fútbol lleno de frescura, sin dobleces, un fútbol de verdad y al que acompaña un comportamiento alejado de los vicios de todas las estrellas.

Pero Jesús Navas juega ya a otra cosa. El cambio que ha experimentado en los últimos dos meses abre muchas incógnitas sobre su futuro. Ha cambiado de representante, ha dado el paso que tanto temía con su presencia -cada vez más activa- en la selección absoluta, le ha perdido aparentemente el miedo a las entrevistas y utiliza la ambigüedad para referirse a su futuro. En una semana en la que ha aparecido el interés del Real Madrid por sus servicios y en el que el debate nacional fue Ribery o él, no ha dicho ni que sí ni que no, sino todo lo contrario. Repite como un archivo sonoro lo que le han marcado sus nuevos agentes: que está muy a gusto en el Sevilla y lo que quiere es disfrutar del momento, pero también que es muy bonito e "ilusionante" que el Madrid se interese por él.

Se abre, por tanto, el abanico de las estrategias de mercado. El cambio en las personas que representan a Jesús Navas es, por el mismo hecho en sí, una declaración de intenciones. El palaciego ha puesto punto final a la relación que tenía con la familia Rodríguez de Moya, que lo llevaba desde niño y que le prestaba un trato especial, de cariño si se quiere, un trato mucho más familiar. Bahía, la empresa con la que el extremo y, en concreto, su padre han acercado posturas hasta firmar una vinculación contractual está claro que lo que le garantiza es un trato más profesional. ¿Con qué objeto? Ésa es la pregunta del millón, abriéndose aquí dos vertientes o dos conjeturas posibles a la que cada cual puede adherirse en su forma particular de ver las cosas dentro de ese cambio indudable en su personalidad que le abre muchos más caminos de los que hasta ahora había andado.

El futbolista ha madurado en los últimos meses de forma bastante considerable, una situación nueva con la que, dicen algunas personas cercanas, están abrumados en su propio domicilio. Se está construyendo una casa en Los Palacios y tiene intención de contraer matrimonio cuando finalice la temporada, si es que encuentra fechas disponibles porque se le auguran vacaciones francamente cortas si definitivamente va al Mundial. Puede decirse que el nuevo Navas está cerca de volar del nido familiar que tanto lo protegía y cabe preguntarse si estará dispuesto a hacerlo también del club que le ha dado todo.

El caso es que a la hora de una negociación con Del Nido para afrontar su renovación, Jesús Navas tiene ahora un mango de sartén en sus manos que antes no tenía. El Sevilla, sabedor del problema que tenía y que le llevó a abandonar concentraciones para estar cerca de su casa, ve ahora la posibilidad de que el pájaro huya y lo mira con otros ojos, obligándose a equiparar al futbolista al mejor pagado de la plantilla y hasta un poco más. Ahí es donde entra la función de la nueva empresa que lo representa. Pero la otra posibilidad es que Jesús Navas esté dispuesto a abandonar su vida en Sevilla, en Los Palacios, en Nervión... para dar el salto a un club que, como el Real Madrid, le pueda poner sobre la mesa un contrato al que no podría llegar jamás el Sevilla. Por ejemplo, de 5 ó 6 millones de euros anuales.

Hay quien piensa que todo es un espejismo e incluso quien ve difícil que Jesús Navas aguante un mes en Suráfrica y que todo obedece a los deseos de su familia de conseguir un gran contrato con el Sevilla cambiando la baraja de cartas. Incluso que existe la promesa de Bahía de mover de mejor manera a su hermano Marco, que milita en el Guadalajara.

Pero mientras todo se decide, el jugador, visiblemente mucho más desenvuelto, introduce la ambigüedad en su mensaje de siempre, el que giraba en torno a "disfrutar", "estar tranquilo" y el sentirse "a gusto en el Sevilla". Ayer en el aeropuerto lo esperaba una nutrida tropa de periodistas ansiosos por realizarle la pregunta de la semana, y ni siquiera dijo con claridad si se ve en el Sevilla la temporada que viene. "Es un honor que un equipo como el Real Madrid se fije en mí, pero estoy tranquilo, sólo pienso en el día a día y en poder disfrutar con mi equipo", decía el futbolista bajo el ala protectora de su padre. "Estoy muy contento porque estoy disfrutando con la selección y trabajando con esta humildad podemos hacer grandes cosas. Es un grupo muy unido y tengo muchas ganas de estar ahí". Jesús, como siempre, disfruta del momento, mientras otros le quitan el precinto.

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