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Querer el balón y ni verlo

  • El Villarreal B se apodera de la pelota ante un Betis sin la intensidad de Iriney para, al menos, recuperarlo · Sin un ariete, es imposible un plan B: apelar al juego directo

El Betis quiere siempre el balón. El Betis anhela ser protagonista en los partidos. Pero rara vez consigue lo primero, porque cada día lo recupera más atrás, y desde el partido de Irún, y ya van cuatro, ha bajado, y no un ápice, el pistón, por lo que su papel va relegándose peligrosamente a ese recitado antaño, en el que malvivía de la calidad individual de algunos futbolistas y de las migajas lograba asir de sus rivales.

Ante el Villarreal B se echó en falta de salida a Iriney. Los malos autos del amazonense frente al Girona al entrar forzado en el once por Mehmet Aurelio quizá impelió a Víctor Fernández a sentarlo en el banquillo en un partido muy propio para quien es el único centrocampista verdiblanco de contención que goza de intensidad y capacidad de sacrificio para el robo del balón.

Porque una cosa es querer el balón y otra distinta, tenerlo. Y es que a la hora de la verdad ocurrió lo que se barruntaba en las previas, que el balón fue del rival, casi siempre de Matilla, y que la alineación inicial del Betis sufría un evidente déficit de recuperadores.

Las posesiones de balón son idénticas en los equipos, ya que se alternan, y el minutaje no siempre es influyente. La clave reside en la zona donde se recupere la pelota, en mantenerla lejos de la portería propia y, con ello, estar más cerca siempre de la rival. Mehmet Aurelio y Arzu garantizan un buen trato del balón, pase en corto y pocas pérdidas, pero si los rivales están aún más dotados para ese fútbol, como los del Villarreal, rara vez lo ganan. En días así, al Betis se le ve a confundido, impotente. Y se desordena.

Defensa

Si encima Juanma pica más a interior que a extremo por aquello de tapar agujeros, y no tiene su día más feliz, a Damià se le acumuló el trabajo en el uno contra uno ante alguien tan hábil y rápido como Jefferson Montero, frente al que no recibió ayuda alguna. Ítem más: por delante de ese lateral derecho se ubicaron tras el descanso Jonathan Pereira y Sergio García, dos delanteros, de ahí que Melli, el sustituto de Damià, también sufriese al menudo ecuatoriano hasta la entrada al césped de Rodri, más tarde con el sostén añadido de Iriney.

Cuando el juego del rival careció del vertigo de su extremo zurdo y de las triangulaciones que parían Matilla y Cristóbal, Carlos García se hizo fuerte ante Marco Ruben, quien pocas veces fue el destino que halló el balón.

Ataque

En un día así, en el que el Betis sobrevivió gracias a su único robo rápido jugado a la espalda de la adelantada zaga rival y a un fallo del guardameta adversario; en días así, en los que además el balón menudea y hasta hay un buen centrador como Caffa, se echa de menos a un ariete con el que acular al rival. ¿Pero cómo jugar el balón en largo con delanteros de la talla física de Sergio García y Jonathan Pereira? Es un hándicap serio la imposibilidad de diseñar un plan B.

Virtudes

El paso adelante tras el 2-2.

Talón de aquiles

Faltó también actitud sin balón.

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