Los nuestros | Carmen Pérez, atleta del Club Betta

Veteranía para saborear los buenos momentos

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- / M.G.

Aunque lleva corriendo más de dos tercios de su vida, Carmen Pérez (Sevilla, 1968) reconoce que disfruta más del atletismo ahora. “Cuando compito, lo hago mucho más descansada, mucho más motivada y con más ilusión que antes”, dice. Asegura que un mal resultado ya no le afecta como en su juventud. De algún modo, los años nos ayudan a distinguir aquellos momentos que de verdad merecen la pena de los que no. Y Carmen ha aprendido a saborear en plenitud éxitos como el que tuvo lugar el 4 de marzo en Antequera.

En la localidad malagueña, ella y otras tres compañeras batieron el récord del mundo de 4x800 de la categoría Máster 50. Aunque la idea inicial era atacar la plusmarca anterior, admite que “fue un sorpresón”. Quien promovió este reto fue la tarraconense María José Carabante. “De ella salió que teníamos que aprovechar, que estábamos todas muy bien en el 800 y el récord estaba factible”, explica Carmen. “Fue metiéndonos el gusanillo”.

Así pues, ellas dos, junto a la gaditana Fátima Romero y a la sevillana Antonia Álvarez, se decidieron a intentarlo. Y vaya si lo consiguieron. Rebajaron en nada más y nada menos que quince segundos el récord anterior, que estaba en poder de cuatro corredoras norteamericanas (10.24,90). Concretamente, pararon el cronómetro en 10.09,38.

No obstante, Carmen resalta que “lo más bonito” fue el modo en que resolvieron la adversidad que encontraron: para que la Federación homologara la marca, eran necesarios tres equipos. Y esto las forzó a buscar a otras ocho compañeras que participaran en la prueba. “Empezamos a hablar con unas y con otras y al final lo conseguimos”, cuenta.

"Cuando compito, lo hago mucho más descansada, mucho más motivada y con más ilusión que antes"

Tras recibir un emocionante reconocimiento en el Campeonato de España de Orense, las cuatro pudieron ir al Mundial indoor que se disputaba en Torun (Polonia), pero finalmente sólo María José y Antonia acudieron a la cita e incluso regresaron con medallas. “Yo no fui, porque a mis niños aún no los puedo dejar diez días solos”, explica Carmen, que también hace referencia a lo económico. “No sé si en septiembre iremos a Venecia, donde es el Campeonato de Europa. Y como en veterano te lo tienes que costear tú todo, son muchos gastos”.

El ser madre fue un antes y un después en la carrera deportiva de Carmen. Tuvo a su primer hijo a los 32 años. Y después llegaron otros dos; la última de ellos, niña. “Intenté seguir entrenando entre el primero y el segundo, pero no recuperaba bien ni tenía buenas sensaciones. El cuidado de los niños, el trabajo, la casa… Eran molestias por todos lados y no merecía la pena. Seguí rodando y haciendo cositas, porque me gusta correr, pero no competía”.

Volvió a entrenar con continuidad hace seis años. Lo hizo de la mano del Sur Snow de Palomares, club en el que estaba su marido, Marco Rufo, que también es atleta. Y dos años después pasó a formar parte del Betta, un equipo que nació con una notable vocación femenina creado por Almudena Fernández. “Almudena todavía compite a nivel absoluto y siempre ha dicho que el trato que le dan a las chicas y a los chicos en los clubes no tiene nada que ver”.

Antes ya militó en el Sports Sevilla, el San Pablo o el Chapín de Jerez. Y en el camino quedan cientos de historias, cientos de carreras. “Empecé entre los 15 y los 16 años. En el colegio, cuando hacíamos algo de gimnasia, me di cuenta que se me daba bien y de que me animaba el profesor. Y empecé, a disgusto de mis padres”, dice con gracia. Ya entonces se cruzó con Joaquín Muñoz, el entrenador que le ha acompañado durante toda su trayectoria deportiva. Una trayectoria que todavía no se detiene.

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