Betis Baloncesto

El Betis Baloncesto, en busca del respeto perdido

  • El club entiende que en determinadas acciones que pudieron ser decisivas está siendo perjudicado por las decisiones arbitrales

Eddy Polanco pelea con varios jugadores del Gipuzkoa por el balón.

Eddy Polanco pelea con varios jugadores del Gipuzkoa por el balón. / Juan Carlos Muñoz

No está siendo el inicio soñado por el Betis Baloncesto en esta segunda aventura por la LEB Oro. Ni el soñado ni el esperado, ya que las cuatro derrotas en las primeras cinco jornadas dejan al equipo en una situación complicada. Un conjunto, el sevillano, que con el cambio de dueño varió también sus objetivos, pues el conglomerado mexicano XOY apuntó al ascenso desde que aterrizara (demasiado tarde) en Sevilla, después de que el club heliopolitano pusiera un rumbo distinto con un presupuesto ridículo en verano de 500.000 euros que lo colocaban en la cola de la clasificación.  

Es cierto que hay atenuantes en esta mala dinámica, aunque no sirven como excusa. Los fichajes en la segunda parte de la planificación, los de XOY, han elevado un nivel que con la entidad bética al frente apuntaba a una permanencia sufrida, pero todavía no son suficientes, ya que Javi Carrasco juega con un solo pívot a su disposición tras la llegada hace un par de jornadas del estadounidense Jordan Barnes por Krutwig. Eddy Polanco llegó hace poco más de una semana, como Hanzlik, mientras que los problemas con el pasaporte hicieron que el uruguayo Joaquín Rodríguez se perdiese los primero cuatro partidos. El Betis Baloncesto está prácticamente de pretemporada, pero la liga no espera a nadie.

También es verdad que pese a todos los problemas el cuadro verdiblanco ha competido en todos los encuentros, teniendo opciones hasta el final. Pero ha fallado en momentos claves y, en otros, los árbitros han tenido un papel decisivo con sus decisiones. O así lo interpreta el club bético, que debe ganarse el respeto arbitral después de muchos años perdiendo más de lo que ganaba, a excepción de su anterior paso por la LEB Oro. En este sentido tampoco ayudaron las palabras del CEO del Betis, Ramón Alarcón, cuando en verano, tras un preocupante apagón informativo respecto al baloncesto, afirmó que "el ascenso no es un objetivo, sino un deseo" y deslizó un pírrico presupuesto de algo más de 500.000 euros que lo colocaba a la cola de la clasificación.

No ayudó eso a dar una imagen de equipo grane en la categoría y eso puede estar pasando factura en ciertas decisiones con las que el Betis se ha sentido perjudicado. Una acción clara y decisiva fue al final del estreno ante el Leyma Coruña. El conjunto bético atacaba para empatar el partido e Ismael Romero recibió una clara falta de Jakovics que le impidió levantarse para llevar el partido a la prórroga con 77-79 antes de recibir el tapón de Galán. La falta fue del pívot al intentar recuperar después la pelota.

Tras el descalabro contra el Clavijo, de nuevo en San Pablo el Betis reaccionó para meterse en el tramo final en el partido contra Estudiantes. Rakocevic anotó un triple para poner el 72-76 a 1.51 de la conclusión. Rogic presionó el saque de fondo y Wintering se lo quita de encima sin que le cayese la personal y haciendo daño al croata en un hombro ya maltrecho. En el siguiente ataque Francis Alonso finiquitó el encuentro con un triple.

Esta jornada otra acción fue decisiva. Ganaba el Betis Baloncesto por 53-48 en el tercer cuarto y atacaba Jordan Barnes. Recibió una clara falta al cruzar la mitad de pista. Tan clara que Ansorregui levantaba el brazo admitiendo la personal, pero los colegiados no pitaron y el base bético atropelló a un Barcello que aún no tenía los dos pies clavados en el suelo. Falta en ataque ante el cabreo del banquillo local que recibió una técnica. El principio de un parcial de 0-6 para darle la vuelta a un encuentro que acabaría perdiendo el Betis Baloncesto tras un mal último cuarto.

En el mismo encuentro hubo unos dobles claro en una acción de ataque del Gipuzkoa. Lo más curioso es que uno de los colegiados está de frente, a un par de metros y sin nadie que obstaculice la visión, y no pita nada en una jugada que acaba en canasta.

El Betis no quiere excusarse en los errores de los árbitros, pero entiende el club que no está siendo respetado por las decisiones de los colegiados, que están fallando en acciones decisivas. Incluso en los tres partidos de casa ha cometido más faltas que su rival (21-19 ante el Leyma Coruña, 24-16 con Estudiantes y 23-17 frente al Gipuzkoa). Eso sí, el respeto hay que ganárselo en la pista a base de triunfos.   

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