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Indigno aun en la caída definitiva

  • El Betis Energía Plus consuma el descenso a la LEB Oro después de volver a recibir una abultada derrota.

  • Sin defensa y con un recuento de 17 pérdidas, el equipo bético repitió los defectos de toda la temporada.

Urtasun lanza un pase.

Urtasun lanza un pase. / EFE

Derrota y descenso, que no por esperados fueron menos decepcionantes. El Betis Energía Plus necesitaba ganar y esperar que sus rivales perdieran, pero no completó ni el mínimo, consumando la pérdida de la categoría con un ominosa derrota, otra más, frente a un Obradoiro que incluso se permitió relajarse en el último cuarto. Ningún equipo defendió en ese último periodo, fase en el que el choque pareció uno entre casados y solteros. Los santiaguistas dejaron de defender por relajación; los béticos, porque no están capacitados.

El partido del equipo verdiblanco en el Fontes do Sar fue un compendio de lo que ha sido este proyecto de equipo de baloncesto durante toda la temproada17-18: además de la citada endeblez defensiva –89 puntos en contra–, la escuadra bética acumuló 17 pérdidas de balón y careció de la aportación ofensiva de sus mejores atacantes: Kelly (siete puntos) y Schilb (¡ninguno!) anduvieron desaparecidos en el parqué santiagués y fueron Nelson (19 puntos) y Urtasun (otros 19) quienes acarrearon con el equipo a su espalda. La suma de la puntuación de los dos escoltas béticos (38) supuso más que el doble del equipo (70).

Que la escuadra bética no estaba para defender –todo un clásico– ni siquiera lo hizo para atacar –algo novedoso en esta plantilla– quedó retratado en su primera jugada ofensiva. Booker ejecutó a la perfección una de sus eléctricas penetraciones. Contra todo pronóstico, tal vez incluso contra todas las leyes físicas, la bandeja del base estadounidense se salió. Extrañamente estaba por la zona Schilb. Más extrañamente, saltó por encima de los rivales para palmear. Contrariamente al tacto del checo, la pelota volvió a salirse. La secuencia volvió a repetirse, para sorpresa de los aficionados, pues era Kelly quien se encontraba extrañamente en la zona de Obradoiro, más extrañamente saltó más que sus adversarios para palmear. La pelota se salió, algo ya no tan extraño en la producción del ala-pívot estadounidense, que no ha dejado de despeñarse de ese pedestal anotador en el que permaneció durante gran parte de la temporada.

No había transcurrido ni un minuto y ya pudo verse que el Betis iba a tener serios problemas para ganar un partido que se presentaba de vida o muerte. Sin embargo, era el Obradoiro, un equipo que remotamente tenía opción de clasificarse para la competición continental, el que parecía que se jugaba su futuro.

En la otra zona de la cancha fue erigiéndose la figura de Pustovyi, amo y señor de los dos aros en la primera mitad. El pívot ucraniano se merendó a Anosike tanto en la zona verdiblanca como en la propia. Suyos fueron los primeros seis puntos del Obradoiro. Suyos fueron los tres tapones con los que arredró tanto al jugador bético con pasaporte nigeriano como a Golubovic cuando era su turno de aparición. Con todo, mientras que Thomas, el triplista local, fallaba cuanto intentaba; el bético Nelson lo metía todo desde la línea de 6,75. Sus 11 puntos en el primer cuarto mantuvieron la igualdad en el marcador en el primero de los cuatro parciales (19-18).

Diez minutos. Eso fue lo que aguantó de pie el Betis, cuya caída y descenso a la LEBOro comenzó a materializarse en el segundo cuarto.En tanto Pustovyi seguía zampándose a Anosike y sus compañeros aumentaban para escarnio propio la estadística de las pérdidas, el Obradoiro aprovechaba para encadenar un parcial de 12-0 justo después de que un apagado Matt Thomas anotara un triple (34-22). Apenas quedaban dos minutos y medio para la conclusión de la primera mitad. Y aunque Nelson y Urtasun tapaban la sangría defensiva con acierto, el equipo bético encajó en el segundo cuarto un 19-9 con el que iniciaba su definitivo descenso a los infiernos: el 38-27 del marcador al descanso era una señal de mal agüero.

Lo peor es que todo fue a peor. El Betis desapareció tras el descanso. Puede que físicamente los jugadores salieran de su vestuario, pero mentalmente no volvieron a aparecer en el parqué. La evidencia fueron los 33 puntos recibidos en el tercer cuarto, una actuación impropia de una plantilla deficientemente confeccionada desde el verano.

El recuento de pérdidas seguía incrementándose. Una tras otra, gota tras gota, la tortura malaya de los despistes volvió a condenar a un equipo que bajó los brazos con una pasmosa sumisión. Y en tanto Booker anotaba sus primeros puntos –grave síntoma–, dos triples consecutivos de Simmons al término del tercer periodo elevaban la ventaja local a la escandalosa cifra de 28 puntos (71-43).

El último cuarto fue una anécdota. El Betis ejercía ya de equipo descendido y sus jugadores se limitaron a mejorar sus estadísticas. Ambas escuadras se dedicaron a un superfluo intercambio de golpes que maquilló la paliza verdiblanca. No había nada más que hacer. El conjunto bético firmaba el esperado epílogo del modo menos digno, con una abultada derrota y una imagen manifiestamente mejorable. Y al mismo tiempo que al Betis se le caía el orgullo en Compostela, el Zaragoza vencía en Málaga al Unicaja para colocar la puntilla. El milagro sólo puede llegar ya por soluciones extradeportivas...

Ficha técnica:

89 - Monbus Obradoiro: Sabat (9), Simons (11), Matt Thomas (14), Radovic (12) y Pustovyi (13) -equipo titular- Corbacho (13), Llovet (6), Pozas, Laksa (6), Gómez, Navarro (3) y Spires (2).

70 - Real Betis Energía Plus: Anosike (4), Nelson (19), Schilb, Booker (5) y Kenny (7) -equipo titular- Iván Cruz (7), Urtasun (19), Uriz (3), Gacesa, Zagorac y Golubovic (6).

Parciales: 19-18, 19-9, 33-16 y 18-27.

Árbitros: Óscar Perea, Rafael Serrano y Andrés Fernández.

Incidencias: partido correspondiente a la trigésima segunda jornada de la Liga Endesa disputado en el Multiusos Fontes do Sar ante 4.874 espectadores. EFE

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