Betis E. Plus - Delteco Gipuzkoa | La previa

Una cita de envergadura

  • El Betis Energía Plus recibe en San Pablo al Gipuzkoa después de tres derrotas

  • Los béticos tendrán que cerrar el rebote y, sobre todo, a un Henk Norel que vive su mejor momento

No son los deportistas muy adeptos a la querencia periodística de calificar como final cada partido importante que el calendario traiga en suerte. El caso del choque de este mediodía en San Pablo, en el que el Betis Energía Plus recibe al Delteco Gipuzkoa, primera jornada de la segunda vuelta, la denominación de final quizá se antoje inapropiada en el club verdiblanco, pese a que Quintana, en la previa, la pronunciara con la boca chica y que Alfonso Sánchez recurriera a ella como reclamo. Llámese como se quiera, sumar hoy la quinta victoria contra el equipo de San Sebastián podría tildarse de crucial, esencial, capital, fundamental y todo el etcétera que permita el manual de sinónimos.

Son varios los motivos que justifican la urgencia de un triunfo frente al Gipuzkoa. A semejanza del club bético, la escuadra dirigida por Porfi Fisac ascendió el pasado verano después de una temporada en la LEB Oro. Son dos recién ascendidos y, por definición, sobre el papel, ambos son rivales directos en la pelea por mantener la categoría; un adversario, a diferencia de los Baskonia, Barcelona, Valencia o Unicaja, entre otros, con teóricas debilidades a las que hincarles el colmillo. Un enemigo, por tanto, propicio.

Los 34 puntos de diferencia que el conjunto donostiarra endosó al Betis de Alejandro Martínez en la segunda jornada liguera (94-60) supuso un recio mazazo para el ánimo de la plantilla bética. Caer de ese modo ante un igual, tras haber estrenado la campaña con una digna derrota ante el Valencia en San Pablo (80-90), fue un golpe en la línea de flotación de los verdiblancos del que no se recuperaron hasta encadenar una ristra de récord de diez tropiezos. De aquella depresión derivaron cuatro victorias de mérito. Tres jornadas después, el equipo de Óscar Quintana, quien parecía haber obrado el milagro, ha visto congelado su casillero de haberes en esa cifra que lo hace merecedor del farolillo rojo de la ACB.

Romper esta nueva desgraciada racha es una tarea urgente. Corre el peligro de que la famosa mochila de desánimos vuelva a pesar más de lo debido en un grupo de jugadores al que no le faltan carencias. Los datos son los datos: el conjunto cajista marcha deslucido en casi todas las tablas de estadísticas importantes: número de puntos anotados, número de puntos recibidos, valoración global... Y, sobre todo, el rebote.

En efecto, el Betis de Quintana presenta un delicado problema en el apartado del rebote. Menos capturas de los rechaces favorece segundas oportunidades de los rivales -en el caso de que sean defensivos- e impide las segundas propias -si se trata de pocos rebotes ofensivos-. En el caso del choque de hoy, da la casualidad de que el visitante, el Gipuzkoa, registra los mejores valores tanto en el rebote ofensivo como en el total, un dato nada menor tratándose de una plantilla confeccionada con retales, pero que ha sabido proponer un estilo de juego que le permite bogar en la competición en la duodécima plaza tras haber sumado siete victorias en la primera vuelta.

En ese capítulo tiene mucho que ver el papel de Henk Norel, un pívot que está revelándose como uno de los jugadores más importantes de este primer tramo liguero. Ya en la treintena, el cinco holandés se siente protagonista en la capital guipuzcoana y los galones le han servido para encabezar tres clasificaciones no precisamente residuales: la del citado rebote -primero en la tabla total y en la de capturas ofensivas-, líder absoluto de la valoración y noveno anotador de la ACB, con más de 14 puntos por choque.

Para tratar de apaciguar el poder del interior del Gipuzkoa, el Betis cuenta con dos pívots de diferente perfil: Oderah Anosike y Vladimir Golubovic, más ágil el nigeriano y más intimidatorio el montenegrino. Ya se verá en el transcurso del partido frente a quién sufre más la estrella visitante, aunque huelga añadir que la ayuda de los otros béticos con envergadura, ya sea Kelly o ya sea Cruz, propiciando el dos o tres contra uno, deberá ser una de las principales tácticas defensivas para desarmar el ataque rival.

El Betis Energía Plus llega a esta cita principal, por no llamarla final, con las dudas de dos jugadores que se han entrenado a un menor ritmo durante la semana. Las molestias musculares de Draper, quien ya se perdió el duelo ante el Baskonia, y los dolores de Anosike en una muñeca, debido a un golpe fortuito ante el conjunto vitoriano, han dejado de ser un problema. Menos mal, pues ni el puesto de director de juego (pese a la cantidad de ellos) anda sobrado de oxígeno ni existe un verdadero recambio para la demarcación de cinco potente y rápido que reemplazara la ausencia de Anosike.

Se adivina pues un duelo de alto voltaje en un San Pablo que se espera animado dada la trascendencia. La esperanza del triunfo pasa, en efecto, por ajustar una verdadera defensa que merezca tal adjetivo y que los anotadores béticos, cualesquiera que se apunten a la locomotora de la puntuación, tengan su día. Las velas están puestas al santoral bético ofensivo: Schilb, Kelly, Nelson y Zagorac ya han visto completado esta semana su septenario de rezos.

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