Deportes

Un delantero menos, tres goles (0-3)

  • El Sevilla estará, otra vez, en los cuartos de final de la Copa del Rey tras volver a golear al revolucionario Málaga Equilibrio El 'trivote' formado por Renato, Zokora y Romaric hizo que los rojos se sintieran protegidos en todo momento

Un Sevilla diferente y muchísimo mejor. No es cuestión de tirar cohetes, de pasar del cero al infinito por un único resultado, pero el combinado de Gregorio Manzano no sólo selló ayer, por enésima vez en los últimos tiempos, su pase a los cuartos de final de la Copa del Rey, sino que, y lo que es muchísimo más trascendente con vistas al futuro, se comportó como un auténtico equipo de fútbol para avasallar al Málaga en La Rosaleda. Bastó con cambiar una pieza, con prescindir de uno de los cuatro delanteros, para que así fuera, para que el marcador registrase tres goles a favor y cero en contra.

En el fútbol está todo inventado y nada es susceptible de convertirse en dogma de fe, por supuesto que este Sevilla puede volver a jugar, y bien, con dos extremos y con dos delanteros, pero a día de hoy se comporta como un equipo muchísimo más equilibrado cuando se introduce a un elemento más para que apoye a Zokora y Romaric en el centro del campo. Así lo decidió ayer Manzano en Málaga y el Sevilla, con Renato con libertad de movimientos para ayudar en el sitio en el que considerase oportuno tanto en la derecha como en el centro, se sintió mucho más protegido desde el minuto 1 hasta el 90, porque Iglesias Villanueva no concedió nada de prolongación ni en el primer periodo ni en el segundo.

Fue un Sevilla, por tanto, muchísimo más sólido y que tuvo bastante que ver con uno de los mejores Sevilla del año 2010, concretamente con el que también protagonizara otra exhibición copera a domicilio. Aquello sucedió hace poco menos de un año, concretamente un 20 de enero de 2010, el escenario era Riazor, el rival vestía más o menos igual que el Málaga, pues era el Deportivo, y los sevillistas se impusieron con idéntico resultado, con un 0-3, aunque se trataba de los cuartos de final y se disputaba el partido de ida. Ese día, con Jiménez aún de entrenador, los nervionenses salieron con cuatro defensas atrás, Renato y Romaric escoltando a Duscher y Jesús Navas y Diego Capel como extremos con Negredo por el centro. Fue, sin duda, el mejor Sevilla de 2010, que no de la temporada 2009-10, junto al de la final de Copa en el Camp Nou.

Y bastaba con hurgar en las videotecas del club para alcanzar semejante conclusión, con estudiar a los elementos que figuran en la plantilla para corroborarlo. Manzano se decidió, por fin, a dibujar un equipo más o menos parecido, aunque también lo intentó en París con el PSG, aunque aquel día ni estaba Jesús Navas ni Renato se metió en su verdadero papel de ayudar a todo el que tuviera el balón en cada momento, y el Sevilla fue considerablemente mejor. Cabe insistir en que no haya que realizar juicios exagerados sobre las bonanzas del juego, entre otras cosas porque la primera mitad no estuvo exenta de riesgos por la multitud de opciones a balón parado, tanto en córners como en faltas laterales, que le concedieron a Duda, pero la imagen subió varios puntos su nivel en la escala positiva.

Fue así, entre otras cosas, porque salir con cuatro delanteros, pues los extremos del Sevilla son delanteros puros y duros por mucho que ahora a Diego Capel traten de convertirlo en un futbolista diferente, no es sinónimo de jugar más al ataque, sino todo lo contrario. Si un equipo no se siente protegido, casi todos miran más hacia atrás que hacia delante y eso lo conduce a ser más defensivo conforme pasan los minutos. El Sevilla, al menos ayer, fue lo contrario, empezó la casa por los cimientos, por sentirse seguro, y después fue dándole la forma adecuada al edificio.

Alguien podrá considerar, y no sin cierta razón, que todo tuvo mucho que ver con el azaroso gol de Romaric, con un pelotazo desde 40 metros que roza ligeramente en un rival para entrar por la misma escuadra. Es verdad, es un dato objetivo, pero el Sevilla ya había sabido defender con anterioridad de una manera mucho más ordenada y hasta llegó a manejar el balón con cierto criterio al filo de la media hora a pesar del avispero que era La Rosaleda. Y, además, Romaric jugaba para el Sevilla, se atrevió a disparar y el balón le entró, que es su obligación. La de Romaric, no la del balón.

El Sevilla, por tanto, le dio una alegría a los suyos y, probablemente, salió fortalecido en sus conceptos de La Rosaleda. Manzano cuenta con una alternativa más y ésta es bastante más fiable con independencia de que la monte con unos hombres o con otros. Un delantero menos, tres goles a favor, ninguno en contra. No está mal, sobre todo si el Sevilla, el actual campeón, vuelve a estar en unos cuartos de final de la Copa del Rey de los que sólo fue capaz de sacarlo el Barcelona en los últimos años.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios