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Un derbi para la historia

  • El alcalde y los presidentes de Betis y Sevilla, en una recepción sin precedentes, exhortan a la ciudad a dar "un ejemplo en el mundo entero" · Guillén y Del Nido instan a recuperar la "sana rivalidad" sevillana.

Desde los tiempos del veraniego trofeo Ciudad de Sevilla, que nació en 1972 y que llegó a tener recepción municipal e incluso ágape en la Plaza de América, no se vivía un acto como el que tuvo lugar en el Ayuntamiento hispalense ayer. Desde entonces, 40 años atrás, el derbi ha tenido una trayectoria que fue derivando, a la par que la sociedad, a una fea espiral que llevó a duros enfrentamientos dialécticos e incluso violentos. Pero ahora, en tiempos de crisis, prima la cordialidad. Hace frío para todos. Sea por esto o por sinceras razones de entendimiento, lo cierto es que la antesala del derbi, exquisita en las maneras como no se recordaba, tuvo ayer el colofón de situar a la ciudad como objeto de veneración por parte de los dos clubes y de su alcalde. "Debe ser el derbi de la cordialidad", pide Juan Ignacio Zoido.

El alcalde de la ciudad, al socaire de las magníficas relaciones diplomáticas que han recuperado Betis y Sevilla tras dos años sin el duelo de máxima rivalidad -nadie se acuerda ya del busto de la discordia-, invitó a los dirigentes de ambas entidades a una recepción sin precedentes, para los anales de la historia. Que la pasión del fútbol no estropee las intenciones.

La guerra quedó para los colores en el salón Colón, en el que hubo pleno balompédico. En la bancada de la oposición, el Betis, con preeminencia de motivos verdes en las corbatas. En la del actual gobierno municipal, el Sevilla, uniformado con la corbata roja oficial. En la presidencia, Juan Ignacio Zoido, corbata azul con motivos granas. El árbitro no barre para casa. Fue una especie de revisión de los whigs contra los tories con un ánimo común: que Sevilla entera disfrute de la fiesta del derbi como siempre fue. "Venimos esta mañana aquí en representación del Betis para ofrecer nuestra casa, el Benito Villamarín, para celebrar la gran fiesta del fútbol sevillano. Queremos recuperar la versión más clásica del duelo más sevillano por excelencia. Atrás quedaron tiempos peores, en los que las instituciones no estuvieron a la altura de lo que esta ciudad, Sevilla, demandaba", señaló Miguel Guillén, presidente debutante en estas lides. "Queremos un derbi sevillano de los antiguos, en los que las familias de béticos y sevillistas podía asistir a las gradas del Benito Villamarín y de Nervión".

José María del Nido no le fue a la zaga. "Cuando la magia Sevilla-Betis se une no hay fuerza mediática que la supere. En los albores del siglo XX, el primer encuentro que se recuerda entre nuestro clubes fue en 1909, se creó el fútbol con la finalidad de fomentar este deporte que hoy es rey en España para paliar los problemas económicos y sociales", dijo el presidente del Sevilla, con sus habituales guiños históricos, entre los que recordó un duelo reciente muy especial: "Aquel magnífico encuentro que disputamos en 1994 en el Sánchez-Pizjuán para darle la vida a Ian Reina, en el que recaudamos 50 millones de pesetas para que se pudiera operar en Houston". Un derbi histórico.

Zoido cerró la ronda de discursos institucionales con el camino de la cordialidad marcado por los dirigentes de Betis y Sevilla. "Que reine el equilibrio, la sensatez y el sentido común que están imprimiendo los dos clubes". No pudo evitar introducir un término de marketing político, al referirse a "la importancia y la trascendencia que tienen los dos clubes para la vida, la imagen y la marca de Sevilla".

Todos, con el prurito de engrandecer la ciudad que aman y a la que sirven, desde sus distintos prismas, exhortaron a recuperar la sana rivalidad del derbi, con sevillanía. "El fútbol es pasión, sentimiento, pero en Sevilla, donde en las familias y entre los amigos hay béticos y sevillistas, estamos acostumbrados más que en ningún lugar del mundo a saber vivir con normalidad y respeto los derbis, y a disfrutarlos". Ayer los generales dibujaron la estrategia del sano pique sevillano, con el deseo de que la fiel infantería la siga y disfrute o sufra sin perder las formas. Mañana, el balón copará el protagonismo. "Y que gane el mejor", remató Zoido.

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