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Un descenso 'previsto'

El Betis recibirá en caso de bajar a Segunda 16 millones de euros por la póliza suscrita en la temporada 11-12. Gran parte de la plantilla vería rebajada su ficha en torno al 40%.

Perquis, que por fin ha dejado atrás su último contratiempo, bromea con Nono en el entrenamiento en presencia de Juan Carlos y Cedrick.
Javier Mérida / Sevilla

07 de febrero 2014 - 05:02

Aun siendo el principal responsable de la debacle económica y deportiva que asuela al Betis, José Antonio Bosch, hasta hace poco administrador judicial de la entidad, sí fue hábil en algunas de las medidas que tomó para garantizar la viabilidad de la misma.

Quizá por simple previsión o por ser consciente de sus limitaciones y las de la gente que lo rodeaba, tanto en el consejo de administración como en la mayoría de profesionales que él contrató para el club, el que fuera también consejero de la entidad e incluso padrino de la Fundación cuya creación él mismo pergeñó, tomó fundamentalmente dos medidas que, de consumarse el descenso del Betis, provocarían que la travesía por el desierto de la Segunda División, aun desagradable y deshonrosa, no fuese al menos caótica para la entidad y supusiese contar con un presupuesto de ingresos garante de un pronto retorno a la élite.

No son pioneros, ni mucho menos, Bosch ni el Betis, ya que la mayoría de clubes profesionales de fútbol suscribieron una póliza de seguros para evitar que un eventual descenso supusiese una catástrofe. Concretamente, el Betis lo firmó en la temporada 11-12 y la prima fue de 2.460.000 euros las dos primeras campañas, pasando ésta ya a sólo 600.000 euros. La cantidad que las aseguradoras deberían pagar al club verdiblanco sería de 16 millones de euros, un dinero que vendría a ser más de la mitad de su presupuesto de ingresos.

La otra medida económica restrictiva tiene como damnificada a la plantilla, ya que la mayoría de sus integrantes vería reducida su ficha en torno al 40%. Sólo los futbolistas anteriores a la llegada de este consejo de administración que no han renovado después (Rubén Castro sí aceptó la cláusula) están exentos de esta medida; es decir, cobrarán lo que tuvieran firmado sin merma dineraria.

Aproximadamente, de unos 13 millones de euros que el Betis debería pagar a Paulao, Perquis, Jordi, Chica, Reyes, Xavi Torres, Nosa Igiebor, Nono, Matilla, Juanfran, Verdú, Vadillo, Cedrick, Rubén Castro, Chuli, Braian Rodríguez y los cedidos Agra y Andersen, pasaría a pagarles menos de 8 millones, un ahorro sustancial. Nacho y Jorge Molina tiene contratos antiguos, igual que Salva Sevilla y Amaya, aunque éstos finalizan el 30 de junio de este año. Adán y los cedidos Sara, Dídac, N'Diaye, Juan Carlos y Leo Baptistao no tienen su continuidad garantizada la próxima temporada.

Así las cosas, en caso de ese descenso que nadie desea -y menos los futbolistas por esta rebaja-, el presupuesto de ingresos del Betis para la temporada 14-15 podría rondar los 28 millones de euros, dos terceras partes del presente.

El mismo se desglosaría en los 16 millones de cobrar la póliza del seguro suscrito, unos 7 millones de euros por los abonos (si se estima que esta cantidad baja algo menos del 20%), unos 2,5 millones por derechos de televisión (en su último curso en Segunda División cobró el Betis 2,3) y el resto, otros 3 millones, aproximadamente, por derechos de competiciones y por ingresos atípicos como las operaciones comerciales y la publicidad, que en la actualidad le reportan casi 8 millones de euros.

Son cifras todas aproximadas, pero que dan una idea de que, aun en concurso de acreedores, la viabilidad sería factible de consumarse el descenso y siempre que la vida en Segunda fuese efímera.

Hay otra partida, el traspaso de futbolistas, que apenas se contempla, pues salvo Vadillo ninguno tiene un valor estimable en el mercado y, además, el puertorrealeño incluso perdería caché.

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