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Sin dinero, sin Juegos, la vida de Stepanova

No tiene dinero, no puede llevar una vida normal y no podrá participar en los Juegos de Río: a pesar de las penurias, la atleta rusa Yulia Stepanova, informante clave en el escándalo de dopaje que involucró a la federación de su país, aún no está desanimada.

Desde hace ocho meses, Stepanova vive junto a su esposo Vitali y su hijo de dos años en una ciudad desconocida de los Estados Unidos y depende de las donaciones que recibe para poder sobrevivir. "Por supuesto que no es fácil con un hijo de dos años. Pero lo llevamos bien", contó la atleta de 30 años en una entrevista con la cadena televisiva Sky Sport News, con una sonrisa irónica.

La enorme decepción por la negativa del Comité Olímpico Internacional (COI) para que pudiera tomar parte de los Juegos es una herida sin cicatrizar. "Siempre soñé con ser campeona olímpica", destacó la corredora de 800 metros, que ya había recibido el permiso de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) para volver a competir, pero no del COI, ya que el organismo consideró que no cumple con los "requisitos éticos para poder ingresar a unos Juegos" al haber formado parte del sistema de dopaje de Rusia.

"Por supuesto que me hubiese gustado que el COI utilizara mi caso y que me hubiese apoyado. Pero ocurrió lo contrario: seré castigada", se lamentó la atleta, que se retiró del Europeo de Amsterdam por una lesión en el pie.

El apoyo que le pide al COI lo recibió, al menos de forma moral, de otras partes del mundo. "En mi opinión, es la única persona que merece ser reintegrada en el deporte", aseguró Robert Harting, campeón olímpico alemán en lanzamiento de disco, en un mensaje de vídeo en el que pidió donaciones para la atleta rusa.

También lo hizo Becky Scott, campeona olímpica canadiense en esquí, que inició una campaña en su apoyo. "Ellos hicieron tal vez la mayor aportación a un deporte limpio", aseguró Scott en referencia a Stepanova y su marido, ex integrante de la Agencia Antidopaje rusa (Rusada).

En Darmstadt, entretanto, se inició una campaña en internet para solicitar que Stepanova pueda participar en Río y, en un día, ya sumó más de 35.000 adhesiones.

El presidente del COI, Thomas Bach, defendió la exclusión al asegurar que Stepanova integró el sistema corrupto ruso, ya que la corredora estuvo suspendida por esa razón entre 2013 y 2015. Bach le envió una invitación a Stepanova para concurrir a Río como visitante, pero la atleta la desestimó.

Apelar su exclusión ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD) es un recurso que no está al alcance de Stepanova, por una cuestión de dinero.

Harting, Scott, la estadounidense Lauryn Williams, ex velocista y medallista olímpica, entre otros, iniciaron una campaña de donación denominada Un futuro brillante para los Stepanov, que hasta la tarde de ayer había recaudado cerca de 31.000 euros.

El dinero les servirá a Stepanova y su marido como medio de vida, ya que ambos todavía no tienen permiso de trabajo en Estados Unidos. Ella se entrena y estudia inglés, a la espera de poder volver a competir. "Aquí, en Estados Unidos, nos sentimos seguros, porque no nos conoce nadie. Esperamos poder conseguir los permisos de residencia y quedarnos aquí", remarcó Vitali Stepanov, el marido de la confidente más buscada.

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