Dejar al que quizás sea tu principal rival liguero con cero ocasiones de gol tiene el mismo mérito como demérito no haber arreado de lo lindo a un Valencia pusilánime y absolutamente bloqueado, por el Sevilla y por sí mismo, y que pasó por el Pizjuán sin la menor gloria y con toda la pena imaginable. Victoria esencial para Emery y los suyos cimentada en una adecuada agresividad, la paciencia necesaria y, por fin, un plan completo de juego abierto en el que los laterales hicieron aún más daño que los afamados Konoplyankas y Vitolos.

De entrada, Emery cambió cuatro piezas del desastre de Mönchengladbach, entre ellas a los dos laterales. Tremoulinas a la grada y debuta Escudero, ese fichaje 100% Monchi que hasta ahora parecía un mueble de rebajas y que, visto lo visto, resulta a todas luces inexplicable. Gol al margen, que ya es dejar cosas al margen, el ex del Schalke y el Getafe lo hizo prácticamente todo bien, lo cual asombra al más suspicaz habida cuenta de que, hasta ahora, Tremoulinas parecía intocable jugando muy bien, bien, regular, mal e incluso horrible.

Escudero defendió con un sentido táctico bárbaro y se proyectó arriba de manera óptima. Al otro lado, Mariano volvió a dejar claro que en el momento en que su nivel defensivo sea el adecuado, el lateral es suyo. Volvió loco a medio Valencia y entre los dos laterales se encargaron de desequilibrar todo lo que no habrían podido conseguir Konoplyanka y Vitolo, algo irregulares esta vez.

Emery también apostó por Llorente y no se equivocó. El Valencia se encerró tanto que vino bien jugar con un 9 muy 9 que la pudiera bajar y combinar, y que además mantuviera atentos a los centrales sin grandes opciones de acudir en ayuda de sus sufridos laterales.

El Sevilla, que llega sin prisa pero sin parar, se encuentra además con que Cancelo ve la segunda amarilla justo después de dos ocasiones clarísimas, con un fallo en el remate de Llorente que no llega a empujar Vitolo y una parada de Ryan a cabezazo del riojano.

Llega el descanso con el Sevilla sin impacientarse a pesar de que el gol había debido llegar antes y la pausa no corta el ritmo ni la intensidad local. El asedio es total y Banega sirve con el exterior con extraordinaria clase para la llegada de… ¡Escudero! La finalización del lateral es de libro y el Sevilla se adelanta en el 50 con un juego abierto muy considerable y cero concesiones atrás.

Ocurre, eso sí, que el Sevilla se ve tan cómodo que se olvida de sentenciar. Acumula ocasiones pero el 1-0 es siempre demasiado corto por mucho que el Valencia estuviera tentado de agachar la cabeza.

Si los minutos de Immobile hicieron preguntarse a más de uno si el italiano es capaz de encarar (optó dos veces por alargar en balón en carrera en sendos cara a cara con Santos), los de Krohn-Dehli devolvieron ocasionalmente a Krychowiak a la defensa y a Kolodzieczjak al lateral. El Valencia ya estaba con nueve e incluso Emery concedió a la grada su petición de que saltara Reyes. A fin de cuentas el vasco se vio tranquilo mientras Nuno se tentaba el cuello de la camisa. La larga semana de dos equipos de Champions metidos en serios problemas va a ser un poco más severa junto al Turia, a la altura de la tristísima imagen dada por un equipo, como el Sevilla, llamado a mucho más. El anuncio, pretendidamente críptico, de Nuno sobre su acuerdo para dejar de ser el entrenador del Valencia causa escasa sorpresa.