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Una mejoría incompleta no es ninguna mejoría

  • Lo más positivo que hizo el Sevilla fue aclarar que sabe defender adelantando la zaga y juntando las líneas · Luego llegó el miedo

El Sevilla fue mejor que el Real Madrid sintiéndose un equipo menor, es decir, once contra once. En cuanto los blancos se quedaron con diez, el castillo de naipes que había construido Manzano y que parecía que podía mantenerse de pie en el Bernabéu se cayó por su falta de ambición, por su incapacidad para contrarrestar los cambios de Mourinho y también, para qué negarlo, por un error garrafal de Palop.

Lo más sorpresivo es que el cuadro nervionense demostró que cuando quiere, sabe defender. Lo hizo controlando bien a un Madrid plano que se iba quedando sin ideas y que se empequeñecía más y más en la frialdad que reinaba en el ambiente de Chamartín. Hasta lanzó el Sevilla varias lanzas, muy inocentes, pero lanzas al fin y al cabo. Pero cuando llegó la hora de la verdad, cuando Carvalho se fue expulsado, tembló el pulso tanto que dio la muestra de lo mucho que ha cambiado este Sevilla desde la última vez que pasó por el estadio madridista.

Defensa

Lo consiguió Manzano ordenando una defensa adelantada y unas líneas muy juntas para conseguir dos cosas. Con lo primero hacía que los balonazos locales murieran siempre en fuera de juego, en posición antirreglamentaria de los puntas del Madrid; y con lo segundo, que sus excesos de conducción chocaran con un muro. Así controló al once de Mourinho durante muchos minutos, con un Palop atento en los espacios y un Romaric sacrificado unos metros atrás y muy concentrado junto a Zokora.

Pero todo varió cuando Mourinho, como es su obligación, quiso cambiar aquello. Lo hizo con futbolistas específicos para romper las líneas (Pedro León y Granero) y logró así despertar a Di María.

Ataque

La apuesta de los dos puntas fijos funcionó en algunas fases porque Negredo corrió una enormidad y se movió mucho, pero fueron pasando oportunidades más de artificio que otra cosa, aunque con buen manejo de los espacios, no tanto del juego por banda. Salvo la de Negredo, todas eran como disparar con balas de fogueo. No hubo ni un solo disparo entre los tres palos.

Virtudes

Demostró que sabe defender...

Talón de aquiles

Los cambios llegaron tarde y mal elegidos. Faltó esa ambición.

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