Sueños esféricos
Juan Antonio Solís
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Almería | betis· la crónica
Cuarenta y cinco puntos debería ser más que suficiente para la salvación, pero sigue siendo más virtual que real para el Betis tras el empate cosechado en Almería. Un gol de Odonkor al filo del intermedio y otro de Pulido no más reanudarse el partido fue lo que registró el marcador y viendo cómo se desarrollaba el último tramo de partido bien podría aventurarse que esas tablas satisfacían a los dos contendientes.
La obsesión estaba en salvarse de una vez, de dejarse de salvaciones virtuales para ir a la real, a eso de que no te pueda coger el tercero por la cola llueva, ventee o haga frío. Y el Betis sale al campo del enardecido Almería diciendo aquí estoy yo, poniendo las líneas bastante adelantadas para intentar aprovechar la velocidad de Odonkor ante un Mané que no sabía cómo disipar el peligro alemán.
Pasaba que el alemán es más el amago que el golpe, más el fuego de artificio de su indudable velocidad que el gol o la asistencia. Y así ocurría que cada diez minutos, más o menos, iba a plantarse ante Diego Alves para una vez centrar desmañadamente, otra tirar al muñeco, apurar a la tercera y marcar a la cuarta, justo cuando ya Iturralde miraba de reojo el crono para señalar el ecuador de la contienda.
Pero para eso, para que el alemán haga enmudecer el coqueto estadio almeriense, ha de ocurrir que el Betis mantenga un raro orden en el centro del campo. Un orden que parece más complicado porque van a ser los rivales los que marquen el territorio de los centrocampistas béticos. Afortunadamente para el Betis, la movilidad de Soriano, Melo y Corona no era suficiente para descolocar a Capi, Juande y Arzu, los designados por Chaparro como policías individuales de sus pares.
Alguna intentona de Negredo, la buena visión de Corona y lo que podía, muy poco, desbordar Crusat a babor era toda la producción del equipo de Emery. Un equipo, por cierto, que tiene estudiados hasta los saques de puerta, que le pega unos parones al juego tremendos a la espera de que lleguen todos los protagonistas de la estrategia. Por cierto que tanta fue la gente que acudió a rematar un córner sobre Casto que la contra iba a cogerles desnuditos, con Bruno solo ante una manifestación de béticos, para que el Betis se fuese a camerinos con ventaja en el electrónico.
Así, con 0-1, acababa una primera parte en la que el juego no fue precisamente vibrante en la calurosa tarde mediterránea. El Betis disfrutó de varias ocasiones claras, con Xisco por partida doble, triple Odonkor y hasta una de Nano en la boca de gol en la que el manchego no acertó a conectar con el cuero. Fue indudable la superioridad del equipo bético, tanto en las posesiones como en los remates, de ahí que la ventaja al descanso no pudiese considerarse una injusticia.
Pero el Betis solvente del primer tiempo retorna a escena desconocido y descolorido. Ha perdido la posición en el campo, el Almería lo mete dentro de su área y Nano le echa un borrón a su partido fallando un despeje que originará el empate local. Pulido se la encuentra en el área chica y fusila a Casto a quemarropa, por lo visto la única forma que en este pleito había de batir a Casto.
Va muy poco tiempo y los apuros van a sucederse para un Casto que redondeará un partidazo. El centro del campo lo ha cogido el Almería, Juande llega tarde casi siempre, Capi hace lo que puede, Arzu guarda la posición, pero lo cierto es que el equipo de Chaparro se ha quedado sin salida para escapar del acorralamiento a que es sometido.
Negredo, Crusat, varias veces y una rosca venenosa de Uche que sale fuera por muy es la producción en ataque del Almería, se ve venir lo peor para el Betis, pero Chaparro recompone la tarde dando entrada a Ilic para que Damiá juegue de extremo y Odonkor se duche antes de lo previsto. Poco antes ya había suplido Mark González al desafortunado Xisco y en este tiempo es cuando el Betis vuelve a ser el de la primera parte.
Ahí se acaba la superioridad del Almería. Nuevamente se viene arriba el Betis, Mark González lleva bastante peligro, Capi reaparece en brillante y todo lo que tenga que pasar desde aquí a que Iturralde diga fin va a suceder cerca de Diego Alves. Y el susodicho Alves va a salvar un punto a su equipo con un paradón excepcional, un dechado de agilidad y reflejos a zambombazo de Arzu desde muy buena distancia.
No se sabe si el calor o el miedo a perder es la causa, pero lo cierto es que el tramo último lo afronta el Almería enrocado en su campo y el Betis con nulas ganas de pisar de verdad el acelerador. Cuarenta y cinco puntos no debiera ser motivo de inquietud, pero lo que el Betis pretendía de Almería no era eso, sino la salvación real, algo que no ocurrió porque el paso dado, indudable paso, se quedó un poco corto.
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