El regreso del fichaje más caro

En la temporada 1997-98, el Athletic rompió el mercado nacional de fichajes con la incorporación de Roberto Ríos, entonces emergente central del Betis, por quien pagó 2.000 millones de pesetas. Nueve años después de su adiós al conjunto vizcaíno como jugador, el ahora ayudante de Pepe Mel regresa a la capital del Botxo, rememorando los sinsabores futbolísticos que rodearon aquella época, pero también los buenos recuerdos de una institución diferente.

"Es una alegría volver a San Mamés, en el aspecto personal y en el deportivo. Dejé muchísimas cosas allí y la mayoría agradables. Por mi forma de ser, las cosas que ocurren mal intento olvidarlas pronto y ahora cada vez que hablo del Athletic es para bien porque es un club excepcional. Fue una experiencia enriquecedora, como todo lo que pasa en la vida. A veces salen las cosas bien y otras veces mal, pero te sirve de experiencia. Si a todos nos fuese bien en todo, esto sería muy aburrido. Hay que aceptar las cosas como son, aprender de los errores y mejorar", apunta Ríos, que recuerda las circunstancias de aquella época: "En un periodo de cinco años pasan muchísimas cosas a nivel personal y colectivo. Jugué la UEFA y la Champions con el Athletic, porque quedamos segundos. Los otros dos años, uno por cuestiones físicas, por unas lesiones que no me dejaron engancharme, y en el último porque en ese momento ya se tenía decidido mi futuro, no participé lo que hubiese podido". Y, cómo no, la sombra del coste de su fichaje, el más caro de un futbolista español en su época, no abandona nunca a Ríos, ni siquiera con el paso del tiempo: "Todavía me persigue, porque seguís preguntando lo de los 2.000 millones. Son situaciones que se dan, en ese momento el Athletic se había clasificado para Europa, había elecciones, entraba la televisión y los clubes esperaban recibir un dinero. Era un cúmulo de circunstancias. Y a eso se le añade que había hecho una temporada excepcional en el Betis, era internacional, tenía ofertas de otros equipos y se da esa situación y ya está. ¿Pesarme? La verdad es que cuando sales a jugar no piensas esas cosas. Es más el runrún de la gente, que lo tiene más en mente, que el que tiene que jugar. Jamás en el equipo me dijeron nada".

La vinculación de Ríos con el Athletic no se limita a su etapa de jugador, sino que, en su familia, el equipo vasco siempre estuvo presente. "Yo soy de Bilbao. En mi casa siempre ha habido dos equipos. El Betis, que ha sido el que nos ha formado a mi padre y a mí, que lo hemos tenido siempre presente en casa y por el que hemos luchado y trabajado, y el Athletic, porque es el equipo de la tierra. Es una satisfacción enorme haber podido vestir esa camiseta. Contento por pertenecer al club, fue una experiencia buenísima. No me fue todo lo bien que yo esperaba, peroel club es excepcional, dejé muchísimos amigos y me fui contento", señala el segundo entrenador verdiblanco, quien apunta las características que convierten en especial al equipo bilbaíno: "Es junto a Madrid y Barcelona el único que no ha jugado nunca en Segunda. La gente es exigente y, aparte, tiene la connotación de que todo el mundo es de allí, de la zona o se ha criado allí. Es todo como más familiar y por eso es tan complicado para el que va el puntuar. Y el Athletic tiene épocas mejores o peores, pero siempre estará arriba, como este año, que tienen un buen equipo".

Y es que Ríos sigue muy de cerca todo lo relacionado con el Athletic y ahora allí sólo se habla de Marcelo Bielsa. "Entre lo que vemos y lo que nos comentan se puede ver que tiene otro método y esos cambios en tan poco tiempo es difícil que se noten. El jugador del Athletic es disciplinado y trabajador y seguro que se amoldan", asegura Ríos, quien ha trabajado con los centrales béticos para frenar a Fernando Llorente: "En nuestra época también estaba Urzaiz y siempre hay jugadores así, como Zigic. No es lo mismo que se pueda centrar frontal o lateral, o un contragolpe, hay que buscar situaciones en el campo. Lo fundamental es anticiparse y si no se puede, molestar lo máximo".