ACS recula en Iberdrola forzada por los bancos
empresas La empresa de Florentino Pérez puede desprenderse de más títulos por sus problemas de liquidez
La constructora vende el 3,69% al no poder ofrecer garantías a los acreedores ante el descenso del valor de la acción de la eléctrica
La venta, por parte de ACS, del 3,692% de las acciones de Iberdrola el pasado miércoles se interpreta entre los analistas del mercado como el principio de la retirada de la constructora de la eléctrica. La firma que preside Florentino Pérez llegó a tener el 20,2% del capital en enero de 2011 y ahora el porcentaje es del 14,85%. Insuficiente incluso para lograr representación en el consejo, una reivindicación histórica de la constructora, que nunca ha disimulado su pretensión de tener más poder en la eléctrica. "ACS acudirá a la próxima junta de Iberdrola con sólo un 5% adicional de derechos de voto respecto al año pasado, y no podrá unir fuerzas con otro accionista relevante; si Iberdrola elimina finalmente las limitaciones a los derechos de voto, ACS tampoco podría legalmente proponer consejeros", se señala desde Exane BNP.
Lo cierto es que la retirada de ACS no es estratégica, sino obligada. El mercado interpreta que los bancos UBS y Societé Genéral han forzado a la compañía que preside Florentino Pérez a vender parte de su participación. Las dos entidades habían pedido garantías adicionales a ACS por la financiación de la compra de acciones de Iberdrola, ya que éstas estaban bajando por el escenario macroeconómico y la incertidumbre regulatoria. De no aportalas, amenazaban con ejecutar los títulos de la compañía. La salida de ACS ya es conocida: poner el capital a la venta.
Esta operación aporta liquidez inmediata a la constructora (798,2 millones de euros por la venta de 220,5 millones de acciones), pero también pérdidas. Las minusvalías brutas derivadas de la desinversión ascenderían a 767,4 millones de euros, ya que el precio de venta de la acción el miércoles fue de 3,62 euros y el de adquisición por parte de ACS, fue, de media, de 7,1 euros. La propia constructora reconoció a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CMNV) que el impacto de la venta será de 540 millones en la cuenta de resultados de 2012, un 56% del beneficio anunciado en 2011, de 962 millones de euros. Y ello sin tener en cuenta el coste de financiación de la adquisición, a finales de 2010, de la participación vendida y las garantías aportadas hasta ahora por ACS ante la caída de la acción de Iberdrola. La única manera de compensar el coste que todo esto supone será la venta de activos no estratégicos por parte de ACS.
Ante este panorama, la compañía puede seguir desprendiéndose de acciones de Iberdrola en el corto plazo. De hecho, cada vez que la eléctrica reparte dividendo ACS disminuye su participación, ya que una parte se reparte en acciones y la constructora siempre prefiere recibirla en metálico. Ya se especula con que el próximo paquete en venderse puede ser el 5,481% que la constructora detenta a través de una equity swap (permuta de acciones) con Naxitis, a pesar de que ACS se ha comprometido a no transferir más acciones de Iberdrola en un periodo de 90 días. Pero según consta en el último folleto continuado remitido por la compañía que preside Florentino Pérez a la CNMV, "la ejecución del equity swap podrá llevarse a cabo sólo por entrega física de las acciones de Iberdrola, salvo cuando la cotización se a inferior a cuatro euros por acción [tal y como sucede ahora], supuesto en el que la sociedad [ACS] podrá proceder a la liquidación por diferencias".
Para Iberdrola, el hecho de que ACS comience a recular es un signo positivo. Pero, por otro lado, la venta del 3,69% del capital y la expectativa de que no vaya a ser la última operación están forzando a la baja el valor de la acción, lo que supone, al menos a corto plazo, un perjuicio para sus 400.000 accionistas.
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