Algas del litoral gaditano con rumbo a las mesas

La firma Suralgae, pionera andaluza en la comercialización de estas plantas, prevé cerrar en breve un acuerdo con un mayorista nacional y exportar, a medio plazo, a Brasil y Japón

Raquel Velázquez, Mónica Medina y Consuelo Guerra, fundadoras de Suralgae.
Raquel Velázquez, Mónica Medina y Consuelo Guerra, fundadoras de Suralgae.
Luis Víu / Sevilla

04 de agosto 2012 - 05:02

"Encontré nuestros artículos junto a una pata de jamón en una cesta de Navidad", cuenta Consuelo Guerra, una de las fundadoras de empresa Suralgae. Esta imagen excepcional representa la normalización del producto que esperan conseguir la propia Consuelo, Mónica Medina y Raquel Velázquez desde que comenzaron su andadura empresarial. La firma, dedicada a la explotación de las algas del litoral gaditano como producto gastronómico y con sede en San Fernando (Cádiz), se registró como Sociedad Limitada Laboral (S.L.L) en julio de 2008, aunque la idea surgió tiempo antes: "Durante la carrera, mi hermano, que es cocinero del restaurante Sergi Arola Gastro en Madrid, me comentó el auge que estaban teniendo las algas en la alta cocina. De ahí salió la idea para investigar sobre las posibilidades de este producto en la Bahía de Cádiz", explica Consuelo Guerra. Según datos que maneja Suralgae, las algas de los esteros de Cádiz son muy ricas gracias a diversas condiciones, como la temperatura del agua y los nutrientes que hay en ella gracias a su localización, entre dos masas de agua como el mar Mediterráneo y el Océano Atlántico.

Comenzaron durante el primer año de la crisis, justo cuando la Administración empezó "a cortar el grifo" de las subvenciones. "Aún hoy -dice Consuelo Guerra -, a la hora de pedir ayudas públicas contamos con un 99,99% de probabilidades de tener algún inconveniente debido al carácter minoritario de nuestro sector".

Al final, consiguieron iniciar el negocio- único de este tipo en Andalucía - gracias a un préstamo participativo concedido por el Ministerio de Fomento, y también a otro proporcionado por la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia de la Junta de Andalucía. Esta institución les proporcionó en 2010 la nave donde actualmente limpian, depuran y seleccionan las algas para su posterior comercialización, ya sean productos frescos (destinados, sobre todo, a la restauración) o conservados.

Trabajan con tres especies de algas en la zona: lechuga de mar, Ogonori y Aonori; y también con una planta de marisma: el espárrago de mar. "Vendemos nuestros productos en España- confirma Guerra -; Alemania, donde están siendo muy bien recibidos; y Asia, aunque en pequeñas cantidades". En el continente asiático es donde más algas se consumen: "En países como China o Japón es muy común el uso de algas en la cocina. En Sudamérica, y especialmente en Brasil, también hay un gran mercado por la gran cantidad de inmigrantes japoneses que hay en la zona", manifiesta Consuelo Guerra.

La ventaja competitiva de Suralgae radica en la calidad y en la positiva valoración extranjera de sus productos. Además, tienen la "gran suerte" de poder recolectar algas en buen estado durante todo el año, no como sus competidores en Galicia. Entre los artículos estrella, destacan los polvos y picos de algas; y los deshidratados, que son sargazos con poca humedad interna.

El verano es la estación del año donde la producción y venta de algas alcanza su punto más alto. Durante estos meses, los clientes dedicados a la restauración suelen pedir "unos 30 ó 40 kilos a la semana". Los mayores focos de venta en España se localizan en las provincias de Sevilla y Cádiz.

El crecimiento de Suralgae ha sido positivo durante los últimos años- en 2011 facturaron unos 60.000 euros -, tanto en número de clientes como en la cantidad que éstos piden. Basan gran parte del éxito de venta en el "boca a boca" que consiguen gracias a las muestras que se distribuyen en catas o presentaciones de vinos. "La venta de nuestros artículos en tiendas se ha multiplicado por 20 en los dos últimos años", señala Guerra. Entre su clientela habitual, cuentan con restaurantes con tres estrellas Michelin, como Kabuki, uno de los más famosos de Madrid.

De cara al futuro, esperan poder conseguir un estero propio (cedido previamente por la Administración) para adquirir una nueva nave donde puedan explotar y recoger el producto en menos tiempo y en mayor cantidad. Así, podrían exportar a mercados interesados como Brasil o Japón, que en estos momentos piden un número de kilos que la empresa no puede servir. " Estos países suelen demandar pedidos muy grandes, y los altos costes de exportación nos restringen ahora mismo estos mercados a gran escala", argumenta Consuelo Guerra. Por otro lado, y según anuncia Guerra, a nivel nacional esperan cerrar un acuerdo en pocas semanas con "un gran mayorista" para vender sus productos deshidratados.

stats